Y bien. Es el momento de amontonar palabras, hojarasca, y quemarlas.
Y si echamos las manos a ese fuego, si el pelo, si una parte del alma, si
los ojos, mejor, tanto mejor.
De este residuo de los días hay que impregnar la almohada.
(Bajo las sabanas el cuerpo mutilado se reconstruye.)
La soledad es rica en amapolas y el silencio despierta los sueños.
Jaime Sabines.