MANO ENTREGADA
Pero otro
día toco tu mano. Mano tibia.
Tu delicada
mano silente. A veces cierro
mis ojos y
toco tu leve mano, leve toque
que
comprueba su forma, que tienta
su
estructura, sintiendo bajo la piel alada el duro hueso
insobornable, el triste hueso adonde no llega
nunca
el amor. Oh
carne dulce, que sí se empapa del amor hermoso.
Fragmento.
VICENTE ALEIXANDRE
HISTORIAS DEL CORAZÓN [1954]
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