Un día domingo se
dio cuenta que su televisión solo tenía dos canales de transmisión
a espectro abierto. Un canal anunciaba puro licor y el otro pura
chatarra. Lo que le parecía una tontería y no le agradaba. Pero a
alguna de las dos televisoras debería de servir. Cambiando canales,
buscando programación en los teleguías, el ronin Lazaro-Zan no
tenía rival.
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