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28/8/14

Leyenda Europea


El pleito de los delfines:

Desde siempre, los delfines ( llamados también Calderones) han tenido una estrecha relación con los humanos, pero desde hace tiempo su visión en las costas es casi imposible. Para justificar esa desaparición existe la leyenda del pleito de los delfines.
Hace tiempo los delfines abundaban en las costas de Candás, Gijón y Luanco. Dotaban a las costas de gran alegría pero causaban grandes destrozos a los pescadores en sus redes, y como consecuencia de ello a su economía. Los pescadores desesperados hicieron una demanda para que el cura de San Félix de Candás, el señor Don Andrés García Castro, la presentase ante el Obispo de Oviedo.
Así procedió el cura, y llevó la demanda hasta Oviedo. Celebrado el oportuno juicio, se encomendó al Padre Maestro fray Jacinto de Tineo que se embarcara al mar, junto con un notario y los testigos pertinentes y leyendo la sentencia a los delfines les sugiriera desaparecer de la costa.
Fray Jacinto de Tineo así lo hizo, leyendo las censuras a los delfines, así que los calderones, tomaron la decisión de no volver a molestar a los pescadores y a sus redes, y por supuesto a su economía.
Desde ese día, los delfines no se acercan a las costas y cuando de vez en cuando aparece alguno varado en la orilla es por el castigo de haberse saltado las leyes.

Dígalo con Memes



25/8/14

¡No a la fabricación de armas atómicas!

A sesenta y nueve años de los bombardeos en Hiroshima y en Nagasaki.

Leyenda Urbana


Después de la niebla


Recorriendo la parte solitaria de la avenida Murillo Vidal con dirección a la avenida Lázaro Cárdenas, Armenia se detuvo accionando el freno de su bicicleta tipo turista y se quitó el casco de protección para acomodarse los cabellos sueltos y así tener mejor visión a la hora de pedalear por aquella avenida. En aquellos años de mil novecientos noventa se practicaba el deporte entre los jóvenes capitalinos (cada quien con su disciplina favorita) y el ciclismo era una de las actividades menos requeridas por aquellos jóvenes porque recordaba a la niñez y las bicicletas de entonces eran diseñadas para las largas rutas del ciclismo profesional y todos los aditamentos de las tiendas deportivas eran para ese ciclismo de competición, haciéndose pesado el recorrido para los deportistas de la capital jalapeña por la gran montaña local con serias dificultades en su recorrido. Aquella tarde volvió la neblina a descender por la avenida Murillo Vidal. Los deportistas frecuentes a esta avenida ya le sabían al camino los recovecos para poder ejercitarse por las rutas de ciclismo y de joggin. Ejercitándose en áreas deportivas de la ciudad como la Milla (un sitio para correr cerca de los viejos campos Juárez próximos a los edificios de la Universidad Veracruzana), el deportista al correr en solitario, corre con un alejamiento cercano a la meditación, pero con el inconveniente de ser peligroso el hacerlo ya muy de noche porque siempre se presenta el riesgo de encontrarse con los bandidos locales, con las viejas bandas de rebeldes de aquellas colonias periféricas, aparte de los riesgos de lesionarse, haciendo de la Milla un lugar donde se experimentaban muchos peligros, mas existía como gozo al correrla ese alejamiento de la ciudad tan placentero y místico. Los recorridos por la avenida Murillo Vidal eran más cercanos a la ciudad, aun no existían los negocios actuales para poderlos visitar entre semana ó los días Sábado y Domingo como en la actualidad. Antes, la ciudad se caracterizaba por ser una ciudad donde el alimento diario era algo caro, no se caracterizaba todavía por las mafias de ahora baleando a sus enemigos en las calles. Digamos, el pollo o el pescado eran caros, pero los xalapeños ganaban buen dinero, algunos citadinos practicaban ejercicio como camino de vida. Si nos alejamos un poco de la zona centro y nos detenemos en la escuela Normal de Veracruz, podemos observar sus canchas de fútbol soccer; sus canchas de tenis, de frontenis, canchas de básquetbol y claro, siempre con las puertas abiertas de la escuela Normal para cualquier deportista entusiasta. Jalapa tenía tardes frescas y hermosas. Puras. Ideales para practicar algún deporte y jugar la cáscara. La Avenida Murillo Vidal le daba al deportista una cierta lejanía sin impedir el estar en contacto con los habitados rincones jalapeños. Esa misma libertad de no estar encerrado en ninguna escuela y el no estar totalmente solo ante la naturaleza y los hampones, despeja un poco la flojera para poder hacer ejercicio y se prepara la mente junto con el cuerpo cerca del sitio donde uno vive, algo muy económico para el deportista. Armenia siempre ha vivido cerca de la avenida Murillo Vidal, ahora a esa zona se le conoce como Lomas del Tejar; actualmente ya es madre de familia, abogada, vive de rentar departamentos en el centro de la ciudad y su marido es abogado de un par de familias en la capital Veracruzana; es feliz pero el mundo ha cambiado según ella, por aquellos días no le gustaba hacer ejercicio, siempre fue atleta a la fuerza desde pequeña, por ser la hermana menor de aquella familia llena de varones, invasores de las canchas de futsal de la Universidad Veracruzana durante sus estudios secundarios, luego legalmente jugadores cuando ingresaron a las diferentes carreras dentro del circuito estudiantil universitario. Armenia escapaba de sus hermanos, antes de escuchar las histriónicas peroratas de ellos acerca de los beneficios del ejercicio; pedaleando como goleta en mar abierto por las calles. A su vida estudiantil, la acompañaban esas tardes donde moldeó su cuerpo con los ejercicios diurnos, su papá le ayudaba cuando era todavía una niña, pero ella pudo salir sola a andar en bici desde la secundaria. Los amigos de Armenia vivían lejos de su casa allá por el Tejar y eso provocó una atención correcta a los minutos de ejercicio. Llegó a tener un buen cuerpo a sus quince años, con su pelo corto, ondulado y brillante; parecía una joven estatua griega o una “dama de hierro” local, inquieta por salir a andar en su bici turista para mujeres, con el cuadro ondulado para hacerle más fácil el treparse a ella, lo único que no le gustaba era el color pastel de la bici, un clásico y cursi color rosa (para la opinión de Armenia); al pasar un año y medio de andar en la bicicleta, después de enterarse cómo poder hacerlo le cambió el color a dorado, pero quedó peor, delataba un gusto horrible en la estética deportiva, mandó con el mecánico de bicicletas (quien reparaba la bici de Armenia cuando se le ponchaba una llanta o se le gastaba una pieza) a cambiar el color de la bicicleta por un color blanco, pegándole algunas calcomanías de moda, la bicicleta ya blanca quedó muy bien, fue la única manera de presumir en su casa la imaginación superior de Armenia frente a sus hermanos mayores; con el tiempo la vendió a una vecina joven del Tejar, después compró un bicicleta estática de corte clásico tubular. Al pasar el tiempo, de nuevo cambió su bici estática vieja y se compró una caminadora. Esa caminadora no duró demasiado tiempo, la razón de venderla fue la de siempre: El ser humano se vuelve flojo cuando le indica alguna autoridad que hacer para vivir mejor; los doctores o padres de familia siempre lo hacen; agarran nuestra cabeza, la golpean un poco en señal de lástima, le dicen a uno lo fácil del problema, luego dictan la solución a nuestro problema y de manera inesperada, todo rebelde saldrá huyendo de aquellos consejos. Algunas chicas prefieren echar a perder su cuerpo antes de aceptar aquella autoridad, no vacilan en engordar o criar una decena de hijos solo para olvidarse de todas las reglas para practicar un deporte. Los doctores son más difíciles de evadir, a esas almas comprometidas con la medicina, se les debe de hacer caso y en la situación de ser un amigo de la familia aparte de ser el doctor de siempre, se les debe de respetar la doble y noble atención en sus argumentos galenos para sobrevivir a estos días llenos de estrés. La mente de Armenia se mecía entre la caminadora o en volver a su bicicleta estática; el doctor de la familia le recomendaba que su vida deportiva debería de ser el ejercicio mediante la caminata y las rutinas aeróbicas, atrás habían quedado los días de Jazz como solución deportiva para bajar de peso, volviéndose este el tatarabuelo del Zumba como ritmo bailable y una sana quema de calorías entre las chicas y los chicos modernos. Armenia volvió a las andadas de la bicis estáticas pero esta vez se compró una bici estática aerodinámica. Corre el rumor entre sus vecinos de que Armenia inventó los treinta minutos diarios en bicicleta estática, corre como un chiste de amistades, todos los vecinos saben de esa pereza clásica en ella para sentarse en su bicicleta y pedalear mientras oye música desde su estéreo. Pero esa pereza es la pereza del deportista y no la pereza del flojo; el estirarse sin demasiada atención en querer hacerlo, tocar indiferente las puntas de sus pies, hacer sentadillas distraída con alguna idea para mejorar su hogar, tanto tiempo ese cuerpo se había flexionado y tonificado, resultando el calentarlo algo muy fácil de hacer.
Los (nuevos) fines de semana llegaban a la casa de la Armenia colegiala, leía sin prisa Sábados y Domingos todas las Mafaldas encontradas por esos años en el centro comercial de la Plaza Cristal o en las librerías del centro de la ciudad jalapeña, era una ventaja para ella el poder leer a Mafalda o algún otro libro de viñetas de Quino, no podía entender el mundo sin sus caricaturas e historietas; las amigas de su salón de clases pudieron gozar la tortuosa manera de dibujar del afamado caricaturista, de sus locas ideas juveniles en parte por la valiente y osada manera en que Armenia lograba llevar entre sus útiles aquellos libros de caricaturas; en varias ocasiones fueron confiscados por los maestros de su escuela para no volverlos a ver Armenia nunca más; en aquellos años de escuela donde a los estudiantes se les hablaba todavía de usted. Para Armenia el motivo principal de seguir leyendo los dibujos de Quino, eran esas dinámicas de poder compararlos con otros artistas del género de la historieta; aparte eran un empuje en los diversos aspectos de su vida, todavía con sueños irredentos. Sin embargo lo que Armenia observaba acerca del mundo ocurría en sitios lejanos de aquellas neblinas xalapeñas y de aquellas tardes llenas de raspones en las pantorrillas a través de los viejos caminos de la capital de Veracruz, la capital no se imaginaba la ola de tendencias futuras y se contentaba con mirar por las tardes a una Armenia voraz leyendo libros de Quino; fugándose de la casa de sus padres por las mañanas de los fines de semana o en las vacaciones para sentir la alegría de encontrar un nuevo libro de su querido autor entre los archiveros o estantes de las librerías; envolviéndose en aquellas caricaturas, tan cercanas a ella por su gracia pero tan lejanas por la manera de corporeizar los problemas de los niños y de el mundo entero. Nadie le podía arrebatar a Armenia esas tardes de bicicleta y de historietas inigualables.
Aquélla tarde donde acomodaba una parte del cabello oscuro y ondulado (en forma de estatua griega) para liberar su visión a la hora de andar en la bici, colocó su casco en la cabeza y le pegó con el pie derecho a la llanta delantera para checar si tenía aire suficiente, los tenis de Armenia se llenaron de polvo mientras dominaba la bici con su vientre, balanceándose hacia delante y hacia atrás sobre la banqueta de la avenida Murillo Vidal lejos de la colonia del Tejar; la llanta delantera no estaba baja; podía seguir su recorrido, ahora abajo de la acera, para no desbarrancarse en las orillas de la avenida, se le antojó un refresco para después del paseo, mas sabía que si se ponía a pedalear demasiado rápido le daría el dolor de caballo, haciéndole respirar con la boca, indicativo de estar respirando de una forma incorrecta al hacer ejercicio. No era alta pero con sus uno setenta y cinco de estatura a veces parecía mayor a su edad, por ello cuando se detuvo entre el crucero de Maestros Veracruzanos y Murillo Vidal, le preguntaron como señorita si quería aceptar una pieza de pan de caja, Armenia asombrada, vio a aquella familia de panaderos con los canastos en la cabeza. Padre, madre e hijo; los tres en fila india pero sin pies visibles, flotando, queriéndole regalar una pieza de pan, ella les dijo: Si, quiero uno. Oyó entonces un ruido de risas por todo el cruce de las avenidas, rodeando a los cuatro y a la bicicleta (tan solo ellos cuatro y una neblina espesa estaban visibles en aquella tarde trivial); la abuela de Armenia al escuchar la historia atribuyó a los chaneques aquellas risas o quizás a las brujas, pero deberían ser los chaneques porque las brujas no salen tan temprano, dijo su abuela. Armenia tomó el pan de agua en forma de rosca trenzada, clásico en la ciudad de Xalapa; los panaderos le devolvieron una mirada y una sonrisa, se marcharon sin cobrarle. Nadie de los vecinos de la zona se acuerda el haber visto a un panadero con su familia caminando por las calles cercanas a la avenida Murillo Vidal, andaba por ahí solo un señor panadero pero manejando una bicicleta de cuadro doble, rines de carga y andaba siempre solo. Nadie recuerda si aquella familia existía y menos como la había descrito la colegiala, con las caras flacas, cacharecos, los ojos casi sin luz, los pies en otro sitio porque no tenían pies y a la mujer le faltaba un arete, al hijo solo le faltaban sus pies y parecía flotar como si un hilo de cañamo fuera el que lo estuviese sosteniendo, llevando su canasta llena de pan en la cabeza con destreza; la familia de panaderos se alejó, los vio cruzar la avenida Murillo Vidal con dirección hacia los campos donde hoy se encuentran las instalaciones deportivas de la USBI, allá por la Milla. Los arropaba la neblina, a ratos balanceándose suavemente suspendidos en el aire. Armenia se recuerda comiendo poco a poco ese pan tan delicioso regalo de aquellos vendedores de pan y esa harina deshaciéndose en su boca, llegó hasta la tienda de la colonia a pedir un jugo Boing de sabor tamarindo. Nunca volvió a ver a los panaderos y estuvo sin salir de su casa dos meses por consejos de su abuela. Solamente se entretenía leyendo Mafaldas. Al pasar el tiempo, sus hermanos la obligaron a hacer ejercicio para que no engordara; llegaba de la escuela y cambiaba su uniforme de color gris y franjas rojas, se colocaba un pants amarillo pastel; tenía otro azul de franjas blancas, también uno azul marino de franjas delgadas violetas. Convinaba sus pants con las camisetas dejadas por los hermanos mayores o con las camisetas robadas a los mismos para no usar su ropa y ensuciarla al hacer ejercicio. Ya cambiada, salía inmediatamente y sin dudar antes de la comida porque no quería andar tan tarde por la calle, recorriendo solo unas cuatro o cinco manzanas de sus vecinos, regresaba rápido hacia el portón de su hogar; hasta hacer los viajes cada vez más largos como antes de conocer a aquellos panaderos. Excepto cuando llovía, no dejaba pasar un día de la semana sin salir a correr la bicicleta, en los días de lluvia se quedaba leyendo sus Mafaldas y demás libros de Quino. Al entrar en el segundo año de secundaria, empezó a olvidar aquél encuentro con los panaderos de la avenida Murillo Vidal, solo le servía de escarmiento para cuando alguno de sus familiares le quería demostrar autoridad en alguno de los pleitos familiares. ¡Se te van a aparecer los panaderos!. Le gritaban sus hermanos o a veces hasta sus padres. Cuando obtuvo confianza, se quitaba su uniforme de la secundaria; tomaba Armenia su bicicleta blanca como a las seis de la tarde para andar un poco en ella casi por toda la avenida Murillo Vidal, pasaba a comprar un refresco a la tienda cercana a la casa de sus padres, antes de pedalear tomaba su casco de ciclista, lo colocaba en su cabeza y calentando para hacer ejercicio, se estiraba indiferente para salir con su bicicleta después de la niebla de la tarde.

18 de Agosto de 2014
Funzi


18/8/14

Leyenda Urbana


La oveja negra

            El agua es vida, el verde es vida, la vida es libertad. En los siglos pasados de nuestra historia, el silencio del Cosmos penetró en nuestros ecosistemas y los arropó; es generador de la vida, generador del placer de los sabios; construyó los rituales humanos relacionados con la vida y la muerte llenándolos de gracia; somos silencio como lo son las bellas obras musicales de los autores famosos de años pasados; todo lo demás es ruido, una incógnita ó un reto para científicos disciplinados, dispuestos a definirlo con sus teorías universitarias.
            Empieza un nuevo día; es temprano, muy temprano y te levantas para poder salir a cumplir con tus deberes; pero alguien en la mesa está leyendo el periódico y al mismo tiempo está desayunando; ese alguien, dejó olvidada su ropa interior dentro del cuarto de baño, el mismo ser grabador de mensajes interminables en la contestadora del teléfono; aquella personita quien sirve maíz en mazorca a tu apreciada abuelita la cual usa dentadura postiza; el mismo ser que constantemente interrumpe a los demás. Este abusadillo, en nuestro trabajo o en nuestra escuela estará siempre presente, porque debes convivir todos los días al lado de él, viéndolo rascarse enfrente de los demás los orificios del cuerpo; usando playeras con ilustraciones obscenas, dibujando bigotes a los carteles y anuncios, practicando la desfachatez o cubriendo sus errores y culpando a alguien más de ellos; lo has visto ajustando su ropa interior en público mientras profetiza sufrimiento, caos financiero, la dominación de los Rusos o de los Chinos y te habla con la boca llena.
            Inmersas en el ruido, están presentes todas las enfermedades del ser humano; por ello se han desarrollado dinámicas de sanación, como los baños de chocolate, los masajes Reiki o la cerilla de los oídos, la cual regresa la vista a los ciegos de los ojos. La enfermedad y la desgracia llega a ser ruido, un ruido constante, no lo oye el ser humano por pensar en la madre, en la novia, en el novio, o en el móvil. Cuando estamos solos oímos el ruido cotidiano o escuchamos el silencio del Cosmos;  afortunadamente, numerosos expertos en el tema se encuentran todos los días señalándonos la soledad experimentada por nuestra sociedad.
            De camino a casa cuando terminan las obligaciones del día, te encuentras a esa persona la cual deja sus adornos de Navidad hasta Marzo o Abril, le pide dinero a tu suegra, pasea a su perro sin correa, escupe flemas en las aceras, le dijo a tus hijos o a tus hermanitos la verdad de Santa Clos, te recomendó un mecánico deshonesto, rebasa por la derecha, jura hasta rayar en el cinismo, instala una sirena en su coche o sorbe la sopa.
            Son silencio nuestros vecinos; son silencio los migrantes en la frontera y los músicos de blues; mas entre tanto silencio y entre tanto ruido, en el mundo ocurre de improviso un sismo destruyendo nuestras casas, las cosechas de nuestros campos; o de repente aparece un fuerte norte rompiendo los cristales de nuestras ventanas y desajusta nuestra economía; o se presenta un huracán, estropeando nuestros ecosistemas, provocando serios problemas de logística como económicos a nuestros gobernantes. La erupción de un volcán, llena kilómetros y kilómetros de lava en nuestro territorio; después en silencio, crecerá el musgo mientras los caballos salvajes habitarán veloces la pradera.
 En casa después de un largo día, hallarás consuelo con ese ser especial hacedor de berrinches, el jugador de cartas marcadas, pellizcador de las mejillas de los niños; el que siempre está en junta cuando le llamas, el buscador de halagos, el que bebe de la botella de leche, quien comete el mismo error dos veces, se peina en la cocina, garabatea tus documentos importantes, cambia canales sin preguntar ó no hace nada dejándolo todo para el día de mañana.

Agosto 15 de 2014
Funzi 

12/8/14

Leyenda Urbana



A sesenta y nueve años de las bombardeos atómicos en Hiroshima y en Nagasaki


Los Arco Iris


La gran sociedad establecida del primer mundo junto con sus centros de culto, de convivencia y de esparcimiento se han vuelto (en su mayoría) ya hace algunos abriles en un dandy progresivo cuyo corazón se ha corrompido y está dispuesto a corromper cualquier punto de fuga de la pureza en cualesquiera de las edades del ser humano. Les llaman: Los Buscadores del Arco Iris. Estos buscadores empezaron su comunidad del Arco Iris construyendo templos sin divinidades, solo piedra sobre piedra, sin sustancia o alguna filosofía trascendental, crearon una moneda para cantar alabanzas, para viajar, para hacer compras y vender mercancías al mismo tiempo; su relojes están siempre dando vueltas y vueltas; después, observaron sus bolsillos vacíos, nada de lo erigído por ellos servía de mucho; formaron entonces escuadrones de soldados con diferente edad y empezaron a practicar artes marciales mientras sus científicos ideaban varias maneras de averiar a su oponente, creando métodos de comunicación de difícil acceso para sus adversarios, junto con otras herramientas bélicas, además de los medios para producirlas y de comercializarlas; construyeron a la par vías de distribución de las tecnologías creadas. Mientras; sus marineros traían de diversas partes del mundo mercancías para comercializarlas entre sus paisanos; eran solamente marineros comerciantes pero el trato con otros pueblos les hizo conocer variadas lenguas y cultos, algunos de esos marineros comerciantes se hicieron expertos bilingües o trilingües; esas tecnologías compartidas por los pueblos visitados estaban llenas de herencias valiosas del pasado, innumerables teorías acerca de la vida; luego del encuentro comercial de los marineros (de uno u otro lado del mar) se empezaron a compartir esas filosofías en forma de chistes, adivinanzas, canciones, poesías, acertijos; provocando la curiosidad y la imaginación de los marineros; iniciando un divertido ir y venir de sabiduría popular como de sabiduría mística en cada viaje echo a través de los mares (aparte de los conceptos artísticos) de cada región del planeta. En las distintas estructuras de aquella gran sociedad establecida se crearon conocimientos, pensamientos modernos y sentimientos patrióticos; gracias a esta dinámica, podríamos decir que gozan de salud sus pensamientos como sus acciones, pero solamente se vuelven permeables a las diferentes filosofías de los pueblos integrados a esa (gran) sociedad; se vuelven eclécticos, toda su actividad social delata ese acercamiento con las filosofías de otras culturas en el mundo. Para demostrar ese deseo de la gran sociedad establecida por encontrar el ansiado final del Arco Iris (la divinidad de sus templos vacíos) nos basaremos en sus dinámicas de búsqueda creadas para poder encontrar... Arco Iris. Llamémosle a esta dinámica de la gran sociedad establecida La Dinámica Abbey Road porque los principios son los mismos.
Al inicio de toda búsqueda del final del Arco Iris se espera primero obviamente mirar o encontrar la aparición de un Arco Iris en el territorio de búsqueda. La ley del yo lo vi primero nos servirá demasiado para estos casos. En el segundo paso de esta dinámica se proveerá al territorio de búsqueda de un constructor (o de varios) de los inmuebles necesarios para realizarla, un constructor de puentes y de muchos caminos; antes, se deben de crear los acuerdos para las construcciones necesarias, firmados ya los contratos de los importantes concursos de obra, surgirán variados negocios alrededor de esas construcciones generando empleos, algunos de esos trabajos serán esclavizantes o temporales; a los cuales le seguirán algunos arribos de mafiosos de poca monta, llegarán además los mafiosos del mercado negro con sus bellas mujeres, es decir, los grandes Jefes del otro lado del mundo. Todos ellos comerciantes y conocedores de chistes, adivinanzas, poemas y acertijos del mercado negro o del mercado regular oriundo de la zona visitada. Después le seguirán los empresarios de pies descalzos, con su Bolsa de Valores y su sociedad bursátil de todo tipo: bancos para el ejercicio, bancos de sangre, bancos para el retiro, bancos para sentarse etc. Después de la llegada de los anteriores miembros de buscadores si la comunidad donde todos vieron aparecer al primer Arco Iris (allí donde se busca la Olla de Oro del Duende) tiene suerte; le llegará un poco de Luz Liberadora.
            Por si no nos damos cuenta del ir y venir de ese dinámico sistema de búsqueda de Arco Iris, este se encuentra absorbido por un complemento visible el cual produce la cesación de las culturas visitadas por los buscadores, cesación de toda cultura junto con sus miembros de la comunidad, quienes por medio del trabajo, habían podido comercializar sus productos, incluso creando monedas locales para facilitar el comercio en la región o en las pequeñas comunidades de aquellas provincias; pero la expansión del sistema buscador del final del Arco Iris y la destrucción de la riqueza cultural de aquellos pueblos, de su pureza, de sus avances tecnológicos, de los nuevos encuentros vía marítima, se vuelven parte de la vida diaria para los habitantes de los pueblos visitados; ahí, en esa expansión del deseo, es donde se fincan las esperanzas de los buscadores del Arco Iris.
 Algunas veces ya instalados en la comunidad visitada por los buscadores, exploradores diestros en su búsqueda, se agrúpan por las noches invadiendo espacios culturales y ganan terreno al experimentar con los entretenimientos propios de la ciudad visitada por ellos, una nueva droga; o una nueva moda para convivir; por lo regular solo son grupos de jóvenes exploradores; nos los podemos encontrar en nuestras fiestas populares y en nuestros mercados; no tiene caso esconderse de ellos porque los buscadores de el Arco Iris siempre dan con sus objetivos, por ejemplo: Por medio de la música de moda y sus interpretes o su policía internacional. Así, construyendo los caminos, los inmuebles y con la llegada de los grupos de poder ubicados dentro del mercado negro trayendo en sus petacas extrañas reglas para alcanzar el final del Arco Iris, como con el arribo de los empresarios descalzos de mayor peso hegemónico (también compradores y distribuidores de inmuebles y territorio) se abrirán como gran premisa un sin fin de franquicias desarrolladoras de talento, con precios de risa en sus productos para sus clientes porque la finalidad es colocar a esas franquicias como único medio posible (de los lugareños) para adquirir productos y volverse clientes eternos, habituados compradores de esos productos algunas veces totalmente innecesarios, otras veces increíblemente costosos como por ejemplo los anillos de diamantes.
Buscar Arco Iris obliga a realizar constantemente una capacitación de la comunidad explorada, existe la posibilidad –como recordaremos- de alcanzar a recibir alguna luz liberadora de parte de los buscadores del Arco Iris, pero llega esta solamente a los círculos corrompidos de la sociedad visitada o solo llega a unos cuantos neófitos de la zona.
Ocurren muertes durante la búsqueda del Arco Iris y se nos ha dicho varias veces la razón de aquellas muertes : Es una ley natural de la existencia en el ser humano, el cual vive siempre con la muerte cerca de él. Por lo regular solo se mueren los antagonistas a las ideas de los buscadores del Arco Iris haciendo de ello una gran ventaja social; mas cuando muere alguno de los grandes buscadores del Arco Iris, se realiza en su honor un sepelio digno de reyes. La gente adversa a la gran Olla de Oro vive muy mal en el mundo, pero siempre quiere ser libre; estos adversarios desarrollan foros y consultas con otros lugareños y generan debates, crean medios de comunicación para mantenerse en contacto con otros antagonistas del Arco Iris ubicados en otros territorios, algunos, hasta logran salir de la barbarie.
            Mientras menos se quejen los lugareños de las visitas de los buscadores del Arco Iris, más miembros de aquellas comunidades abandonan esas tierras exploradas, por falta de oportunidades para trabajar y para vivir en paz, se marchan para conseguir trabajos irrelevantes, medio-bien pagados, pero con el riesgo de adquirir alguna idea a la fuerza referente a la búsqueda de aquellos Arco Iris esperados por todos. Resulta muy extraña esa idea de trabajar para los países de donde son oriundos los afamados buscadores. En aquellos territorios visitados nunca cesan los éxodos agrícolas (o los del otro tipo) de aquella gente migrante y poco a poco la gente realmente migrante en cada nuevo éxodo es cada vez más joven.
            Produce locura (¡la fiebre del oro!) el buscar el Arco Iris; algunos de los buscadores vuelven de aquella búsqueda con males provocados por la misma; varios de ellos regresan mutilados, otros con crisis mentales; otros regresan despojados de la tranquilidad o de la cierta tranquilidad gozada anteriormente por ellos. Las posibilidades para no toparse con los buscadores del Arco Iris son muy difíciles porque bien organizados y bien dirigidos han podido poblar todos los sitios conocidos por el hombre; productores hábiles a través de los años de su propia tecnología, siendo esta tecnología un grupo de -variadas- maneras de expresión al mismo momento de ser transmitidas por los buscadores hacia otros pueblos. Debemos estudiar la multiplicidad de estos mecanismos, de sus estructuras y de sus funciones; aparte de las diferentes maneras de enfocar esta dichosa búsqueda, de trabajo manual complejo con sus diferentes herramientas, materiales y procedimientos. Los postulados de la búsqueda del Arco Iris son importantes en cierto grado; sus figuras, su comunicación y su estética. La búsqueda del Arco Iris sirve de vía para cualquier clase de búsqueda; incluso para las grandes búsquedas espirituales ahora añejas. Funge como un medio de producción de búsquedas, o desempeña un papel de mercancía; la variedad icónica de la búsqueda del Arco Iris es provocada por la diversidad humana, manteniendo una libre trayectoria gracias a los medios de transporte y de comunicacion. Predominan las imágenes del cine, de la televisión; contituyendo dentro de su grupo la materialización de la búsqueda del Arco Iris. El productor de las búsquedas del Arco Iris sigue siendo idolatrado, sus búsquedas pasadas presentes y futuras son sobrevaloradas porque se les consideran un progreso social casi divino o gracias al aura del grupo intelectual participante dentro de la gran sociedad establecida. Nos mantenemos siempre inundados con relatos y productos de toda índole acerca de la gran búsqueda del Arco Iris, es muy interesante esta paradoja porque hoy en día casi todo el mundo se prepara para más búsquedas de Arco Iris. Los buscadores, no se miran completos con las imágenes audiovisuales -icónicas aníconas o ya sea creadas en algún otro material- de las victorias logradas durante las pasadas búsquedas. Este hecho puede llegar a ser admirable sin dejar de ser motivo de estudio; existiendo la posibilidad de realizar nuestro estudio a través de los chistes, las adivinanzas, las canciones, los poemas y también a través de los acertijos.


10 Agosto de 2014
Funzi

7/8/14

Leyenda Urbana


La Noche de las Banshees


 La Xalapa de los años noventa del siglo pasado todavía ofrecía rincones aún inexplorados para los buscadores de secretos nocturnos; para los chicos exploradores de la noche inquieta, la noche misteriosa; algunos de ellos seguidores de grupos de rock como Bauhaus, sin afinidad por escuchar a grupos como los Magneto o Maná. En los primeros años de la última década del siglo XX, las chicas de las preparatorias Xalapenas vestían uniformes de diferentes colores, así los chicos podíamos identificarlas fácilmente mientras iban apareciendo en la parada del autobús. Nadie me ha explicado en concreto o de una manera objetiva el ¿por qué? esos camiones de pasajeros destartalados, de un color azul insípido, eran las banderas de la comunidad Xalapena; tan rica en sustancia como en un pasado lleno de altas y bajas en la historia de la ciudad; pero difícil en el gozo de manifestarse gracias a las veredas construidas por alguna persona con bastante malicia. Disyuntivas formadoras de diferentes clases sociales dentro de la ciudad. Veredas disparejas en el diagnóstico de aquella malicia, la cual los catalogó por sus bienes; luego, ya después de ese catálogo podrido nadie aún ha podido amainar con soluciones concretas las luchas de clases en Jalapa.
En ninguna otra ciudad del país visitada por mí he sentido tanta distancia entre cada uno de sus habitantes; siento al recordar esos días pasados una absurda lejanía entre los xalapenos, matriz de un claroscuro, con su ambiente florido y con sus rencillas sociales. Aunque parezca tan extraño; ese ambiente de claroscuro intrínseco lo viven en silencio los xalapenos, haciendo de la convivencia una agonía. Veo a la ciudad  vanagloriarse de su pasado, después muriendo; pero aquellos restos del pasado junto con los muertos vivientes de ahora se mezclan como un ejército fantasmal andante inspirado por las ofertas de los centros comerciales.
 Esta ciudad te dirige hacia la mentira; ya después de mentir, te acercas a un tipo de sexo lleno de lejanía, histriónico; a veces pienso que todos los xalapenos al tener sexo utilizan la misma posición: Los amantes; tendidos de espaldas, en una cama escueta de sábanas ralas y tan solo su sexo uniéndolos; mientras excitados miran al techo. Lejanía.
Otra forma de saber los gustos de las chicas eran las estaciones de radio locales;
todo mundo escuchaba canciones llenas de colores; yo sentía esa distancia de persona a persona por la música compartida conmigo en los salones de clase. Así, zangoloteado del viaje en urbano y sin remedio, me encontraba con los compañeros de escuela; la ruta del urbano parecía un destino marcado para los estudiantes en la complicada ciudad a donde yo había llegado a vivir. Para gustos los colores.
            Los rincones de la ciudad poco a poco se llenaban de colonias emergentes; llenas de los delirios juveniles y de sindicatos magisteriales en su mayoría; mis compañeros más avispados de la preparatoria tenían siempre un buen padrino, portador de un futuro prominente como burócrata en las oficinas del gobierno veracruzano; los imagino planeando a ese futuro muneficiente mientras transcurría su escuela secundaria. Un coche, una plaza; el fútbol o el béisbol eran los grandes retos de mis compañeros de escuela. Entre para-escolares y rutas destartaladas de camiones se encontraban todos los estudiantes, algunos de ellos tiempo después, migraron hacia el Norte, otros se marcharon a otro lugar a radicar; otros se quedaron trabajando en la plaza obtenida, otros viviendo en sus sueños.
            Hoy me sorprendo de la destreza de los selfies, de los sextings y de los usies circulando en las redes sociales; en aquellos años las chicas no nos mostraban nada más allá de lo evidente; las colegialas recibían un halo misterioso y era muy disparejo el erotismo en relación a estos días, mas la mayoría de los barones (en mi salón de clases) tenían conocimientos respecto al sexo; pero la importancia de las relaciones de pareja no estaba acentuada en el ambiente de la charla.
            Propongo desde este momento una solución espontánea para ese problema de nuestro sexo no tan evidente en la vida cotidiana de aquellos años: Imaginemos al Mainstream o al Gran Mercado carente de un refractario como lo es hoy la Internet o como son los antros; refractarios necesarios para amasar ideas científicas, comerciales o aspiraciones juveniles.
La droga en los años noventa y dentro de mi círculo estudiantil era (hasta hoy me doy cuenta) una cuestión de rutas del transporte urbano; dependiendo de la ruta de camión era la droga adquirida. Yo solo escuché hablar de drogas cuando Karl Marx nos alertó dentro de los salones de clase acerca de los planes de la Iglesia Católica; digo Católica porque no sabía yo de otras tantas y tantas religiones existentes.
En estos días donde un café americano te da una viada, rezar no es malo; pero siempre habrá un joven inquieto dando patadas por el culo. Hare Xsna  Hare Hare.
            Como contraste en mi vieja colonia del DF los yonkis eran más dados a dejar (sin cargo de conciencia) droga inservible en las calles sin pavimentar o en las avenidas. La drogadicción, tan solo era un tema en las escuelas como lo eran digamos… los avistamientos de OVNIS.
Aquellos años fueron muy buenos porque mandaron las industrias del consumo modas locas como la de los “rebeldes sin causa”, todo mundo vestía su versión (vintage) de los años 60’s con pantalón azul de mezclilla y chamarras de piel; tupé, cigarros, camisetas blancas. Hubo después una moda de Batman; con artículos fosforescentes igual de locos y divertidos.
            Las discotecas apenas llevaban algunos años recibiendo a los jalapeños de los diferentes puntos de la ciudad; en la mayoría de nosotros aún no se cernía el ritmo de vida imperante en estos días del siglo XXI: Autos, sexo, fashionismo, drogas. Se consumía el licor al modo de “cubas tras cubas” por todas partes de Xalapa; se destinaban los fines de semana para poder hacerlo; por eso se tomaba al Viernes (gracias a Dios) como un día dedicado a reventarse, los Sábados eran opcionales para el consumo nocturno, los Domingos eran días de calma y reposo donde no había otra movida como la de practicar alguna para-escolar deportiva con un grupo de vecinos o amigos y compañeros de trabajo; ah, también se podían estudiar un poco las materias de la escuela si uno quería hacerlo.
Algunos chicos reprobaban año, eran mandados después de reprobar el curso escolar a las preparatorias abiertas de la ciudad, un sistema abierto proto-modelo de estudio el cual definió a la enseñanza media y superior al poder cursar el alumno las materias de la escuela en tan solo dos horas diarias. Un modelo de aprendizaje adquirido tiempo después por la mayoría de las escuelas técnicas y de computo e ingles. Así, el estudiante cursaba las materias, pero bueno, después de esas horas de estudio los chicos tendrían la oportunidad de conseguir un empleo, se pudieron liberar del uniforme escolar; y pudieron visitar los antros desde el miércoles hasta el domingo; tanto tiempo libre... debería de aprovecharse.
Los antros del tipo Disco fueron inventados por los gobiernos y la industria del comercio para lograr en los nuevos chicos aquello imposible de lograr antes: Mantenerlos juntos pero sin dialogar y pensar en la vida. Los bares, las cantinas, eran para el esparcimiento de los grandes, los Jones; la ludopatía aún no era tan excitada en los gustos de los ciudadanos jalapeños; Así como todo mundo podía aprovechar su tiempo en antros y en espacios deportivos sin pensar mucho en ese híbrido de tiempo de calidad suicida creado por alguna razón, muchos jóvenes encontraban misterios en aquel mundo post-moderno; misterios laborales como los avionazos del municipio, la magia de las carreras cortas; otros estudiantes y no estudiantes se mezclaban entre las horas nocturnas para poder encontrar seres de otra dimensión.
            En aquellos días yo trataba de flotar para no ahogarme en los círculos sociales de la ciudad de Jalapa; convivir con mis amigos y familiares era mi dinámica acuática. Para saber la diferencia de aquellos días con los actuales me baso en la idea de que todo mundo últimamente tiene en mente un negocio y antes solo debíamos de preocuparnos por una plaza laboral, o varias si era posible.
La neblina xalapena era agradable hasta decir BASTA; agradable como aquellos corazones escritos por mis compañeras de clase en cada una de la “ies” de sus apuntes escolares; existió también por aquellos años una moda de usar carpetas en vez de cuadernos profesionales.
La neblina de Jalapa era una música diegética verdaderamente asombrosa, llegaba a la ciudad a las cuatro o cinco de la tarde marchándose hasta el otro día alrededor de la siete de la mañana; pero de igual forma había noches claras con un millar de estrellas visibles apareciendo en el cielo, para hacerme pensar en la probabilidad de no estar tan solo en el cosmos.
            Las Banshees aparecieron en una noche clara; volaban lejos de casa; las vi afuera del departamento rentado de un primo quien me daba consejos como “Virgilio” moderno en la ciudad. Se veían ligeras volando en la noche en sincronía y desde nuestra colonia (colonia Laureles) tomaban rumbo a Casa Veracruz (colonia Dos de Abril) sin detenerse, volando como aves marinas. Las Banshees son hadas o ninfas o ángeles caídos; se presentan en todos los funerales de gentes importantes para rendir honores al difunto, llorando por el ser perdido para mostrar respeto mientras ocurre el rito luctuoso. Nunca me imaginé alzando una mano para señalarlas y al mismo tiempo mirarlas volando en aquella noche clara con Banshees en su cielo. Mi primo las logró ver y no pudimos explicarnos ¿qué eran? esas criaturas voladoras, fulgurantes, lejanas a nosotros. Las Banshees se alejaron sin notarnos hasta perderlas de vista. Como si nada hubiese pasado regresé a mi casa; días después por la tele junto con otro amigo de mis primeros días en Xalapa nos enteramos acerca de la muerte de Luis Donaldo Colosio.
Ahora en las noches jalapeñas ya no espero encontrarme con las Banshees; deben todavía de llorar por los muertos y aparecerse en los ríos para dar mensajes a los hombres, pero Xalapa ya no tiene ríos cercanos.
            No he escuchado a Bauhaus lo suficiente; mas sin embargo creo en la posibilidad de encontrar una puerta abierta para poder perderme un poco y poder esperar junto con otros seres; en otros planos.

1 de Agosto de 2014
Funzi