Visitas de la última semana a la página
29/8/14
28/8/14
Leyenda Europea
El
pleito de los delfines:
Desde
siempre, los delfines ( llamados también Calderones) han tenido una
estrecha relación con los humanos, pero desde hace tiempo su visión
en las costas es casi imposible. Para justificar esa desaparición
existe la leyenda del pleito de los delfines.
Hace
tiempo los delfines abundaban en las costas de Candás, Gijón y
Luanco. Dotaban a las costas de gran alegría pero causaban grandes
destrozos a los pescadores en sus redes, y como consecuencia de ello
a su economía. Los pescadores desesperados hicieron una demanda para
que el cura de San Félix de Candás, el señor Don Andrés García
Castro, la presentase ante el Obispo de Oviedo.
Así
procedió el cura, y llevó la demanda hasta Oviedo. Celebrado el
oportuno juicio, se encomendó al Padre Maestro fray Jacinto de Tineo
que se embarcara al mar, junto con un notario y los testigos
pertinentes y leyendo la sentencia a los delfines les sugiriera
desaparecer de la costa.
Fray
Jacinto de Tineo así lo hizo, leyendo las censuras a los delfines,
así que los calderones, tomaron la decisión de no volver a molestar
a los pescadores y a sus redes, y por supuesto a su economía.
Desde
ese día, los delfines no se acercan a las costas y cuando de vez en
cuando aparece alguno varado en la orilla es por el castigo de
haberse saltado las leyes.
25/8/14
Leyenda Urbana
Recorriendo la
parte solitaria de la avenida Murillo Vidal con dirección a la
avenida Lázaro Cárdenas, Armenia se detuvo accionando el freno de
su bicicleta tipo turista y se quitó el casco de protección para
acomodarse los cabellos sueltos y así tener mejor visión a la hora
de pedalear por aquella avenida. En aquellos años de mil novecientos
noventa se practicaba el deporte entre los jóvenes capitalinos (cada
quien con su disciplina favorita) y el ciclismo era una de las
actividades menos requeridas por aquellos jóvenes porque recordaba a
la niñez y las bicicletas de entonces eran diseñadas para las
largas rutas del ciclismo profesional y todos los aditamentos de las
tiendas deportivas eran para ese ciclismo de competición, haciéndose
pesado el recorrido para los deportistas de la capital jalapeña por
la gran montaña local con serias dificultades en su recorrido.
Aquella tarde volvió la neblina a descender por la avenida Murillo
Vidal. Los deportistas frecuentes a esta avenida ya le sabían al
camino los recovecos para poder ejercitarse por las rutas de ciclismo
y de joggin. Ejercitándose en áreas deportivas de la ciudad como la
Milla (un sitio para correr cerca de los viejos campos Juárez
próximos a los edificios de la Universidad Veracruzana), el
deportista al correr en solitario, corre con un alejamiento cercano a
la meditación, pero con el inconveniente de ser peligroso el hacerlo
ya muy de noche porque siempre se presenta el riesgo de encontrarse
con los bandidos locales, con las viejas bandas de rebeldes de
aquellas colonias periféricas, aparte de los riesgos de lesionarse,
haciendo de la Milla un lugar donde se experimentaban muchos
peligros, mas existía como gozo al correrla ese alejamiento de la
ciudad tan placentero y místico. Los recorridos por la avenida
Murillo Vidal eran más cercanos a la ciudad, aun no existían los
negocios actuales para poderlos visitar entre semana ó los días
Sábado y Domingo como en la actualidad. Antes, la ciudad se
caracterizaba por ser una ciudad donde el alimento diario era algo
caro, no se caracterizaba todavía por las mafias de ahora baleando a
sus enemigos en las calles. Digamos, el pollo o el pescado eran
caros, pero los xalapeños ganaban buen dinero, algunos citadinos
practicaban ejercicio como camino de vida. Si nos alejamos un poco de
la zona centro y nos detenemos en la escuela Normal de Veracruz,
podemos observar sus canchas de fútbol soccer; sus canchas de tenis,
de frontenis, canchas de básquetbol y claro, siempre con las puertas
abiertas de la escuela Normal para cualquier deportista entusiasta.
Jalapa tenía tardes frescas y hermosas. Puras. Ideales para
practicar algún deporte y jugar la cáscara. La Avenida Murillo
Vidal le daba al deportista una cierta lejanía sin impedir el estar
en contacto con los habitados rincones jalapeños. Esa misma libertad
de no estar encerrado en ninguna escuela y el no estar totalmente
solo ante la naturaleza y los hampones, despeja un poco la flojera
para poder hacer ejercicio y se prepara la mente junto con el cuerpo
cerca del sitio donde uno vive, algo muy económico para el
deportista. Armenia siempre ha vivido cerca de la avenida Murillo
Vidal, ahora a esa zona se le conoce como Lomas del Tejar;
actualmente ya es madre de familia, abogada, vive de rentar
departamentos en el centro de la ciudad y su marido es abogado de un
par de familias en la capital Veracruzana; es feliz pero el mundo ha
cambiado según ella, por aquellos días no le gustaba hacer
ejercicio, siempre fue atleta a la fuerza desde pequeña, por ser la
hermana menor de aquella familia llena de varones, invasores de las
canchas de futsal de la Universidad Veracruzana durante sus estudios
secundarios, luego legalmente jugadores cuando ingresaron a las
diferentes carreras dentro del circuito estudiantil universitario.
Armenia escapaba de sus hermanos, antes de escuchar las histriónicas
peroratas de ellos acerca de los beneficios del ejercicio; pedaleando
como goleta en mar abierto por las calles. A su vida estudiantil, la
acompañaban esas tardes donde moldeó su cuerpo con los ejercicios
diurnos, su papá le ayudaba cuando era todavía una niña, pero ella
pudo salir sola a andar en bici desde la secundaria. Los amigos de
Armenia vivían lejos de su casa allá por el Tejar y eso provocó
una atención correcta a los minutos de ejercicio. Llegó a tener un
buen cuerpo a sus quince años, con su pelo corto, ondulado y
brillante; parecía una joven estatua griega o una “dama de hierro”
local, inquieta por salir a andar en su bici turista para mujeres,
con el cuadro ondulado para hacerle más fácil el treparse a ella,
lo único que no le gustaba era el color pastel de la bici, un
clásico y cursi color rosa (para la opinión de Armenia); al pasar
un año y medio de andar en la bicicleta, después de enterarse cómo
poder hacerlo le cambió el color a dorado, pero quedó peor,
delataba un gusto horrible en la estética deportiva, mandó con el
mecánico de bicicletas (quien reparaba la bici de Armenia cuando se
le ponchaba una llanta o se le gastaba una pieza) a cambiar el color
de la bicicleta por un color blanco, pegándole algunas calcomanías
de moda, la bicicleta ya blanca quedó muy bien, fue la única manera
de presumir en su casa la imaginación superior de Armenia frente a
sus hermanos mayores; con el tiempo la vendió a una vecina joven del
Tejar, después compró un bicicleta estática de corte clásico
tubular. Al pasar el tiempo, de nuevo cambió su bici estática vieja
y se compró una caminadora. Esa caminadora no duró demasiado
tiempo, la razón de venderla fue la de siempre: El ser humano se
vuelve flojo cuando le indica alguna autoridad que hacer para vivir
mejor; los doctores o padres de familia siempre lo hacen; agarran
nuestra cabeza, la golpean un poco en señal de lástima, le dicen a
uno lo fácil del problema, luego dictan la solución a nuestro
problema y de manera inesperada, todo rebelde saldrá huyendo de
aquellos consejos. Algunas chicas prefieren echar a perder su cuerpo
antes de aceptar aquella autoridad, no vacilan en engordar o criar
una decena de hijos solo para olvidarse de todas las reglas para
practicar un deporte. Los doctores son más difíciles de evadir, a
esas almas comprometidas con la medicina, se les debe de hacer caso y
en la situación de ser un amigo de la familia aparte de ser el
doctor de siempre, se les debe de respetar la doble y noble atención
en sus argumentos galenos para sobrevivir a estos días llenos de
estrés. La mente de Armenia se mecía entre la caminadora o en
volver a su bicicleta estática; el doctor de la familia le
recomendaba que su vida deportiva debería de ser el ejercicio
mediante la caminata y las rutinas aeróbicas, atrás habían quedado
los días de Jazz como solución deportiva para bajar de peso,
volviéndose este el tatarabuelo del Zumba como ritmo bailable y una
sana quema de calorías entre las chicas y los chicos modernos.
Armenia volvió a las andadas de la bicis estáticas pero esta vez se
compró una bici estática aerodinámica. Corre el rumor entre sus
vecinos de que Armenia inventó los treinta minutos diarios en
bicicleta estática, corre como un chiste de amistades, todos los
vecinos saben de esa pereza clásica en ella para sentarse en su
bicicleta y pedalear mientras oye música desde su estéreo. Pero esa
pereza es la pereza del deportista y no la pereza del flojo; el
estirarse sin demasiada atención en querer hacerlo, tocar
indiferente las puntas de sus pies, hacer sentadillas distraída con
alguna idea para mejorar su hogar, tanto tiempo ese cuerpo se había
flexionado y tonificado, resultando el calentarlo algo muy fácil de
hacer.
Los (nuevos) fines de
semana llegaban a la casa de la Armenia colegiala, leía sin prisa
Sábados y Domingos todas las Mafaldas encontradas por esos años en
el centro comercial de la Plaza Cristal o en las librerías del
centro de la ciudad jalapeña, era una ventaja para ella el poder
leer a Mafalda o algún otro libro de viñetas de Quino, no podía
entender el mundo sin sus caricaturas e historietas; las amigas de su
salón de clases pudieron gozar la tortuosa manera de dibujar del
afamado caricaturista, de sus locas ideas juveniles en parte por la
valiente y osada manera en que Armenia lograba llevar entre sus
útiles aquellos libros de caricaturas; en varias ocasiones fueron
confiscados por los maestros de su escuela para no volverlos a ver
Armenia nunca más; en aquellos años de escuela donde a los
estudiantes se les hablaba todavía de usted. Para Armenia el
motivo principal de seguir leyendo los dibujos de Quino, eran esas
dinámicas de poder compararlos con otros artistas del género de la
historieta; aparte eran un empuje en los diversos aspectos de su
vida, todavía con sueños irredentos. Sin embargo lo que Armenia
observaba acerca del mundo ocurría en sitios lejanos de aquellas
neblinas xalapeñas y de aquellas tardes llenas de raspones en las
pantorrillas a través de los viejos caminos de la capital de
Veracruz, la capital no se imaginaba la ola de tendencias futuras y
se contentaba con mirar por las tardes a una Armenia voraz leyendo
libros de Quino; fugándose de la casa de sus padres por las mañanas
de los fines de semana o en las vacaciones para sentir la alegría de
encontrar un nuevo libro de su querido autor entre los archiveros o
estantes de las librerías; envolviéndose en aquellas caricaturas,
tan cercanas a ella por su gracia pero tan lejanas por la manera de
corporeizar los problemas de los niños y de el mundo entero. Nadie
le podía arrebatar a Armenia esas tardes de bicicleta y de
historietas inigualables.
Aquélla tarde donde
acomodaba una parte del cabello oscuro y ondulado (en forma de
estatua griega) para liberar su visión a la hora de andar en la
bici, colocó su casco en la cabeza y le pegó con el pie derecho a
la llanta delantera para checar si tenía aire suficiente, los tenis
de Armenia se llenaron de polvo mientras dominaba la bici con su
vientre, balanceándose hacia delante y hacia atrás sobre la
banqueta de la avenida Murillo Vidal lejos de la colonia del Tejar;
la llanta delantera no estaba baja; podía seguir su recorrido, ahora
abajo de la acera, para no desbarrancarse en las orillas de la
avenida, se le antojó un refresco para después del paseo, mas sabía
que si se ponía a pedalear demasiado rápido le daría el dolor de
caballo, haciéndole respirar con la boca, indicativo de estar
respirando de una forma incorrecta al hacer ejercicio. No era alta
pero con sus uno setenta y cinco de estatura a veces parecía mayor a
su edad, por ello cuando se detuvo entre el crucero de Maestros
Veracruzanos y Murillo Vidal, le preguntaron como señorita si
quería aceptar una pieza de pan de caja, Armenia asombrada, vio a
aquella familia de panaderos con los canastos en la cabeza. Padre,
madre e hijo; los tres en fila india pero sin pies visibles,
flotando, queriéndole regalar una pieza de pan, ella les dijo: Si,
quiero uno. Oyó entonces un ruido de risas por todo el cruce de
las avenidas, rodeando a los cuatro y a la bicicleta (tan solo
ellos cuatro y una neblina espesa estaban visibles en aquella tarde
trivial); la abuela de Armenia al escuchar la historia atribuyó a
los chaneques aquellas risas o quizás a las brujas, pero deberían
ser los chaneques porque las brujas no salen tan temprano, dijo su
abuela. Armenia tomó el pan de agua en forma de rosca trenzada,
clásico en la ciudad de Xalapa; los panaderos le devolvieron una
mirada y una sonrisa, se marcharon sin cobrarle. Nadie de los vecinos
de la zona se acuerda el haber visto a un panadero con su familia
caminando por las calles cercanas a la avenida Murillo Vidal, andaba
por ahí solo un señor panadero pero manejando una bicicleta de
cuadro doble, rines de carga y andaba siempre solo. Nadie recuerda si
aquella familia existía y menos como la había descrito la
colegiala, con las caras flacas, cacharecos, los ojos casi sin luz,
los pies en otro sitio porque no tenían pies y a la mujer le faltaba
un arete, al hijo solo le faltaban sus pies y parecía flotar como si
un hilo de cañamo fuera el que lo estuviese sosteniendo, llevando su
canasta llena de pan en la cabeza con destreza; la familia de
panaderos se alejó, los vio cruzar la avenida Murillo Vidal con
dirección hacia los campos donde hoy se encuentran las instalaciones
deportivas de la USBI, allá por la Milla. Los arropaba la neblina, a
ratos balanceándose suavemente suspendidos en el aire. Armenia se
recuerda comiendo poco a poco ese pan tan delicioso regalo de
aquellos vendedores de pan y esa harina deshaciéndose en su boca,
llegó hasta la tienda de la colonia a pedir un jugo Boing de
sabor tamarindo. Nunca volvió a ver a los panaderos y estuvo sin
salir de su casa dos meses por consejos de su abuela. Solamente se
entretenía leyendo Mafaldas. Al pasar el tiempo, sus hermanos la obligaron a
hacer ejercicio para que no engordara; llegaba de la
escuela y cambiaba su uniforme de color gris y franjas rojas, se
colocaba un pants amarillo pastel; tenía otro azul de franjas
blancas, también uno azul marino de franjas delgadas violetas.
Convinaba sus pants con las camisetas dejadas por los hermanos
mayores o con las camisetas robadas a los mismos para no usar su ropa
y ensuciarla al hacer ejercicio. Ya cambiada, salía inmediatamente y
sin dudar antes de la comida porque no quería andar tan tarde por la
calle, recorriendo solo unas cuatro o cinco manzanas de sus vecinos,
regresaba rápido hacia el portón de su hogar; hasta hacer los
viajes cada vez más largos como antes de conocer a aquellos
panaderos. Excepto cuando llovía, no dejaba pasar un día de la
semana sin salir a correr la bicicleta, en los días de lluvia se
quedaba leyendo sus Mafaldas y demás libros de Quino. Al entrar en el segundo año de secundaria, empezó a olvidar aquél encuentro con los panaderos de la avenida Murillo Vidal, solo le servía de escarmiento para cuando alguno
de sus familiares le quería demostrar autoridad en alguno de los
pleitos familiares. ¡Se te van a aparecer los panaderos!. Le
gritaban sus hermanos o a veces hasta sus padres. Cuando obtuvo
confianza, se quitaba su uniforme de la secundaria; tomaba Armenia su
bicicleta blanca como a las seis de la tarde para andar un poco en
ella casi por toda la avenida Murillo Vidal, pasaba a comprar un
refresco a la tienda cercana a la casa de sus padres, antes de
pedalear tomaba su casco de ciclista, lo colocaba en su cabeza y
calentando para hacer ejercicio, se estiraba indiferente para salir
con su bicicleta después de la niebla de la tarde.
18 de Agosto de 2014
Funzi
22/8/14
20/8/14
18/8/14
Leyenda Urbana
La oveja negra
El agua
es vida, el verde es vida, la vida es libertad. En los siglos pasados de nuestra historia, el
silencio del Cosmos penetró en nuestros ecosistemas y los arropó; es generador
de la vida, generador del placer de los sabios; construyó los rituales humanos relacionados
con la vida y la muerte llenándolos de gracia; somos silencio como lo son las
bellas obras musicales de los autores famosos de años pasados; todo lo demás es
ruido, una incógnita ó un reto para científicos disciplinados, dispuestos a
definirlo con sus teorías universitarias.
Empieza
un nuevo día; es temprano, muy temprano y te levantas para poder salir a
cumplir con tus deberes; pero alguien en la mesa está leyendo el periódico y al
mismo tiempo está desayunando; ese alguien, dejó olvidada su ropa interior
dentro del cuarto de baño, el mismo ser grabador de mensajes interminables en
la contestadora del teléfono; aquella personita quien sirve maíz en mazorca a
tu apreciada abuelita la cual usa dentadura postiza; el mismo ser que
constantemente interrumpe a los demás. Este abusadillo, en nuestro trabajo o en
nuestra escuela estará siempre presente, porque debes convivir todos los días
al lado de él, viéndolo rascarse enfrente de los demás los orificios del
cuerpo; usando playeras con ilustraciones obscenas, dibujando bigotes a los
carteles y anuncios, practicando la desfachatez o cubriendo sus errores y
culpando a alguien más de ellos; lo has visto ajustando su ropa interior en
público mientras profetiza sufrimiento, caos financiero, la dominación de los
Rusos o de los Chinos y te habla con la boca llena.
Inmersas
en el ruido, están presentes todas las enfermedades del ser humano; por ello se
han desarrollado dinámicas de sanación, como los baños de chocolate, los
masajes Reiki o la cerilla de los oídos, la cual regresa la vista a los ciegos
de los ojos. La enfermedad y la desgracia llega a ser ruido, un ruido
constante, no lo oye el ser humano por pensar en la madre, en la novia, en el
novio, o en el móvil. Cuando estamos solos oímos el ruido cotidiano o
escuchamos el silencio del Cosmos;
afortunadamente, numerosos expertos en el tema se encuentran todos los
días señalándonos la soledad experimentada por nuestra sociedad.
De
camino a casa cuando terminan las obligaciones del día, te encuentras a esa
persona la cual deja sus adornos de Navidad hasta Marzo o Abril, le pide dinero
a tu suegra, pasea a su perro sin correa, escupe flemas en las aceras, le dijo
a tus hijos o a tus hermanitos la verdad de Santa Clos, te recomendó un
mecánico deshonesto, rebasa por la derecha, jura hasta rayar en el cinismo,
instala una sirena en su coche o sorbe la sopa.
Son
silencio nuestros vecinos; son silencio los migrantes en la frontera y los
músicos de blues; mas entre tanto silencio y entre tanto ruido, en el mundo
ocurre de improviso un sismo destruyendo nuestras casas, las cosechas de
nuestros campos; o de repente aparece un fuerte norte rompiendo los cristales
de nuestras ventanas y desajusta nuestra economía; o se presenta un huracán,
estropeando nuestros ecosistemas, provocando serios problemas de logística como
económicos a nuestros gobernantes. La erupción de un volcán, llena kilómetros y
kilómetros de lava en nuestro territorio; después en silencio, crecerá el musgo
mientras los caballos salvajes habitarán veloces la pradera.
En casa después de un largo día, hallarás
consuelo con ese ser especial hacedor de berrinches, el jugador de cartas
marcadas, pellizcador de las mejillas de los niños; el que siempre está en
junta cuando le llamas, el buscador de halagos, el que bebe de la botella de
leche, quien comete el mismo error dos veces, se peina en la cocina, garabatea
tus documentos importantes, cambia canales sin preguntar ó no hace nada
dejándolo todo para el día de mañana.
Agosto 15 de 2014
Funzi
15/8/14
14/8/14
13/8/14
12/8/14
Leyenda Urbana
A sesenta y nueve años
de las bombardeos atómicos en Hiroshima y en Nagasaki
Los Arco Iris
La
gran sociedad establecida del primer mundo junto con sus centros de culto, de
convivencia y de esparcimiento se han vuelto (en su mayoría) ya hace algunos
abriles en un dandy progresivo cuyo corazón se ha corrompido y está dispuesto a
corromper cualquier punto de fuga de la pureza en cualesquiera de las edades
del ser humano. Les llaman: Los Buscadores del Arco Iris. Estos buscadores empezaron
su comunidad del Arco Iris construyendo templos sin divinidades, solo piedra
sobre piedra, sin sustancia o alguna filosofía trascendental, crearon una
moneda para cantar alabanzas, para viajar, para hacer compras y vender
mercancías al mismo tiempo; su relojes están
siempre dando vueltas y vueltas; después, observaron sus bolsillos vacíos, nada
de lo erigído por ellos servía de mucho;
formaron entonces escuadrones de soldados con diferente edad y empezaron a
practicar artes marciales mientras sus científicos ideaban varias maneras de
averiar a su oponente, creando métodos de comunicación de difícil acceso para
sus adversarios, junto con otras herramientas bélicas, además de los medios
para producirlas y de comercializarlas; construyeron a la par vías de distribución
de las tecnologías creadas. Mientras;
sus marineros traían de diversas partes del mundo mercancías para
comercializarlas entre sus paisanos; eran solamente marineros comerciantes pero
el trato con otros pueblos les hizo conocer variadas lenguas y cultos, algunos
de esos marineros comerciantes se hicieron expertos bilingües o trilingües; esas
tecnologías compartidas por los pueblos visitados estaban llenas de herencias
valiosas del pasado, innumerables teorías acerca de la vida; luego del
encuentro comercial de los marineros (de uno u otro lado del mar) se empezaron
a compartir esas filosofías en forma de chistes, adivinanzas, canciones,
poesías, acertijos; provocando la curiosidad y la imaginación de los marineros;
iniciando un divertido ir y venir de sabiduría popular como de sabiduría mística en cada viaje echo a través
de los mares (aparte de los conceptos artísticos) de cada región del planeta.
En las distintas estructuras de aquella gran sociedad establecida se crearon
conocimientos, pensamientos modernos y sentimientos patrióticos; gracias a esta
dinámica, podríamos decir que gozan de salud sus pensamientos como sus
acciones, pero solamente se vuelven permeables a las diferentes filosofías de
los pueblos integrados a esa (gran) sociedad; se vuelven eclécticos, toda su
actividad social delata ese acercamiento con las filosofías de otras culturas en el mundo. Para
demostrar ese deseo de la gran sociedad establecida por encontrar el ansiado
final del Arco Iris (la divinidad de sus templos vacíos) nos basaremos en sus
dinámicas de búsqueda creadas para poder encontrar... Arco Iris. Llamémosle a esta dinámica de la gran sociedad
establecida ‘La Dinámica Abbey Road”
porque los principios son los mismos.
Al inicio de toda búsqueda del final del Arco Iris se
espera primero obviamente mirar o encontrar la aparición de un Arco Iris en el
territorio de búsqueda. La ley del “yo lo vi primero” nos servirá
demasiado para estos casos. En el
segundo paso de esta dinámica se proveerá al territorio de búsqueda de un
constructor (o de varios) de los inmuebles necesarios para realizarla, un
constructor de puentes y de muchos caminos; antes, se deben de crear los
acuerdos para las construcciones necesarias, firmados ya los contratos de los
importantes concursos de obra, surgirán variados
negocios alrededor de esas construcciones generando empleos, algunos de esos
trabajos serán esclavizantes o temporales; a los cuales le seguirán algunos arribos
de mafiosos de poca monta, llegarán además los
mafiosos del mercado negro con sus bellas mujeres, es decir, los grandes Jefes del otro lado del mundo. Todos
ellos comerciantes y conocedores de chistes, adivinanzas, poemas y acertijos
del mercado negro o del mercado regular oriundo de la zona visitada. Después le seguirán los empresarios de pies
descalzos, con su Bolsa de Valores y su sociedad bursátil
de todo tipo: bancos para el ejercicio, bancos de sangre, bancos para el
retiro, bancos para sentarse etc. Después de la llegada de los anteriores
miembros de buscadores si la comunidad donde todos vieron aparecer al primer
Arco Iris (allí donde se busca la Olla de Oro del Duende) tiene suerte; le
llegará un poco de Luz Liberadora.
Por si
no nos damos cuenta del ir y venir de ese dinámico sistema de búsqueda de Arco
Iris, este se encuentra absorbido por un complemento visible el cual produce la
cesación de las culturas visitadas por los buscadores, cesación de toda cultura
junto con sus miembros de la comunidad, quienes por medio del trabajo, habían
podido comercializar sus productos, incluso creando monedas locales para facilitar
el comercio en la región o en las pequeñas comunidades de aquellas provincias;
pero la expansión del sistema buscador del final del Arco Iris y la destrucción
de la riqueza cultural de aquellos pueblos, de su pureza, de sus avances
tecnológicos, de los nuevos encuentros vía marítima, se vuelven parte de la
vida diaria para los habitantes de los pueblos visitados; ahí, en esa expansión
del deseo, es donde se fincan las esperanzas de los buscadores del Arco Iris.
Algunas veces ya
instalados en la comunidad visitada por los
buscadores, exploradores diestros en su búsqueda, se agrúpan por las noches
invadiendo espacios culturales y ganan terreno al experimentar con los
entretenimientos propios de la ciudad visitada por ellos, una nueva
droga; o una nueva moda para convivir; por lo regular solo son grupos de
jóvenes exploradores; nos los podemos encontrar en nuestras fiestas populares y
en nuestros mercados; no tiene caso esconderse de ellos porque los buscadores
de el Arco Iris siempre dan con sus objetivos, por ejemplo: Por medio de la
música de moda y sus interpretes o su policía internacional. Así, construyendo
los caminos, los inmuebles y con la llegada de los grupos de poder ubicados
dentro del mercado negro trayendo en sus petacas extrañas reglas para alcanzar
el final del Arco Iris, como con el arribo de los empresarios descalzos de
mayor peso hegemónico (también compradores y distribuidores de inmuebles y
territorio) se abrirán como gran premisa un sin fin de franquicias
desarrolladoras de talento, con precios de risa en sus productos para sus
clientes porque la finalidad es colocar a esas franquicias como único medio
posible (de los lugareños) para adquirir productos y volverse clientes eternos,
habituados compradores de esos productos algunas veces totalmente innecesarios,
otras veces increíblemente costosos como por ejemplo los anillos de diamantes.
Buscar Arco Iris obliga a realizar constantemente una capacitación de la comunidad explorada, existe
la posibilidad –como recordaremos- de alcanzar a recibir alguna luz liberadora de parte de los buscadores del
Arco Iris, pero llega esta solamente a los círculos corrompidos de la sociedad
visitada o solo llega a unos cuantos neófitos de la zona.
Ocurren muertes durante la búsqueda del Arco Iris y se nos
ha dicho varias veces la razón de aquellas muertes : Es una ley natural de la existencia en el ser humano, el cual vive
siempre con la muerte cerca de él. Por lo regular solo se mueren los
antagonistas a las ideas de los buscadores del Arco Iris haciendo de ello una
gran ventaja social; mas cuando muere alguno de los grandes buscadores del Arco
Iris, se realiza en su honor un sepelio digno de reyes. La gente adversa a la
gran “Olla
de Oro”
vive muy mal en el mundo, pero siempre quiere ser libre; estos adversarios
desarrollan foros y consultas con otros lugareños y generan debates, crean
medios de comunicación para mantenerse en contacto con otros antagonistas del
Arco Iris ubicados en otros territorios, algunos, hasta logran salir de la
barbarie.
Mientras
menos se quejen los lugareños de las visitas de los buscadores del Arco Iris, más miembros de aquellas comunidades abandonan
esas tierras exploradas, por falta de oportunidades para trabajar y para vivir
en paz, se marchan para conseguir trabajos irrelevantes, medio-bien pagados,
pero con el riesgo de adquirir alguna idea a la fuerza referente a la búsqueda
de aquellos Arco Iris esperados por todos. Resulta muy extraña esa idea de
trabajar para los países de donde son oriundos los afamados buscadores. En
aquellos territorios visitados nunca cesan los éxodos agrícolas (o los del otro
tipo) de aquella gente migrante y poco a poco la gente realmente migrante en cada nuevo éxodo es cada vez más joven.
Produce locura (¡la fiebre del
oro!) el buscar el Arco Iris; algunos de los buscadores vuelven de aquella
búsqueda con males provocados por la misma;
varios de ellos regresan mutilados, otros con crisis mentales; otros regresan
despojados de la tranquilidad o de la cierta tranquilidad gozada anteriormente
por ellos. Las posibilidades para no toparse con los buscadores del Arco Iris
son muy difíciles porque bien organizados y bien dirigidos han podido poblar
todos los sitios conocidos por el hombre; productores hábiles a través de los
años de su propia tecnología, siendo esta tecnología un grupo de -variadas-
maneras de expresión al mismo momento de ser transmitidas por los buscadores
hacia otros pueblos. Debemos estudiar la multiplicidad de estos mecanismos, de
sus estructuras y de sus funciones; aparte de las diferentes maneras de enfocar
esta dichosa búsqueda, de trabajo manual complejo con sus diferentes
herramientas, materiales y procedimientos. Los postulados de la búsqueda del
Arco Iris son importantes en cierto grado; sus figuras, su comunicación y su
estética. La búsqueda del Arco Iris sirve de vía para cualquier clase de
búsqueda; incluso para las grandes búsquedas espirituales ahora añejas. Funge
como un medio de producción de búsquedas, o desempeña un papel de mercancía; la
variedad icónica de la búsqueda del Arco Iris es provocada por la diversidad
humana, manteniendo una libre trayectoria gracias a los medios de transporte y
de comunicacion. Predominan las imágenes del cine, de la televisión;
contituyendo dentro de su grupo la materialización de la búsqueda del Arco
Iris. El productor de las búsquedas del Arco Iris sigue siendo idolatrado, sus
búsquedas pasadas presentes y futuras son sobrevaloradas porque se les
consideran un progreso social casi divino o gracias al aura del grupo
intelectual participante dentro de la gran sociedad establecida. Nos mantenemos
siempre inundados con relatos y productos de toda índole acerca de la gran
búsqueda del Arco Iris, es muy interesante esta paradoja porque hoy en día casi
todo el mundo se prepara para más búsquedas de Arco Iris. Los buscadores, no se
miran completos con las imágenes audiovisuales -icónicas aníconas o ya sea
creadas en algún otro material- de las victorias logradas durante las pasadas
búsquedas. Este hecho puede llegar a ser admirable sin dejar de ser motivo de
estudio; existiendo la posibilidad de realizar nuestro estudio a través de los
chistes, las adivinanzas, las canciones, los poemas y también a través de los
acertijos.
10 Agosto de 2014
Funzi
7/8/14
Leyenda Urbana
La Noche de las Banshees
La Xalapa de los años noventa del siglo pasado todavía ofrecía
rincones aún inexplorados para los buscadores de secretos nocturnos; para los
chicos exploradores de la noche inquieta, la noche misteriosa; algunos de ellos
seguidores de grupos de rock como Bauhaus, sin afinidad por escuchar a grupos
como los Magneto o Maná. En los primeros años de la última década del siglo XX,
las chicas de las preparatorias Xalapenas vestían uniformes de diferentes
colores, así los chicos podíamos identificarlas fácilmente mientras iban
apareciendo en la parada del autobús. Nadie me ha explicado en concreto o de
una manera objetiva el ¿por qué? esos camiones de pasajeros destartalados, de
un color azul insípido, eran las banderas de la comunidad Xalapena; tan rica en
sustancia como en un pasado lleno de altas y bajas en la historia de la ciudad;
pero difícil en el gozo de manifestarse gracias a las veredas construidas por
alguna persona con bastante malicia. Disyuntivas formadoras de diferentes clases
sociales dentro de la ciudad. Veredas disparejas en el diagnóstico de aquella
malicia, la cual los catalogó por sus bienes; luego, ya después de ese catálogo
podrido nadie aún ha podido amainar con soluciones concretas las luchas de
clases en Jalapa.
En ninguna
otra ciudad del país visitada por mí he sentido tanta distancia entre cada uno
de sus habitantes; siento al recordar esos días pasados una absurda lejanía
entre los xalapenos, matriz de un claroscuro, con su ambiente florido y con sus
rencillas sociales. Aunque parezca tan extraño; ese ambiente de claroscuro
intrínseco lo viven en silencio los xalapenos, haciendo de la convivencia una
agonía. Veo a la ciudad vanagloriarse de
su pasado, después muriendo; pero aquellos restos del pasado junto con los
muertos vivientes de ahora se mezclan como un ejército fantasmal andante
inspirado por las ofertas de los centros comerciales.
Esta ciudad te dirige hacia la mentira; ya
después de mentir, te acercas a un tipo de sexo lleno de lejanía, histriónico; a
veces pienso que todos los xalapenos al tener sexo utilizan la misma posición:
Los amantes; tendidos de espaldas, en una cama escueta de sábanas ralas y tan
solo su sexo uniéndolos; mientras excitados miran al techo. Lejanía.
Otra forma de
saber los gustos de las chicas eran las estaciones de radio locales;
todo mundo escuchaba canciones
llenas de colores; yo sentía esa distancia de persona a persona por la música
compartida conmigo en los salones de clase. Así, zangoloteado del viaje en
urbano y sin remedio, me encontraba con los compañeros de escuela; la ruta del
urbano parecía un destino marcado para los estudiantes en la complicada ciudad
a donde yo había llegado a vivir. Para gustos los colores.
Los
rincones de la ciudad poco a poco se llenaban de colonias emergentes; llenas de
los delirios juveniles y de sindicatos magisteriales en su mayoría; mis
compañeros más avispados de la preparatoria tenían siempre un buen padrino,
portador de un futuro prominente como burócrata en las oficinas del gobierno
veracruzano; los imagino planeando a ese futuro muneficiente mientras
transcurría su escuela secundaria. Un coche, una plaza; el fútbol o el béisbol
eran los grandes retos de mis compañeros de escuela. Entre para-escolares y
rutas destartaladas de camiones se encontraban todos los estudiantes, algunos
de ellos tiempo después, migraron hacia el Norte, otros se marcharon a otro
lugar a radicar; otros se quedaron trabajando en la plaza obtenida, otros
viviendo en sus sueños.
Hoy
me sorprendo de la destreza de los selfies, de los sextings y de los usies
circulando en las redes sociales; en aquellos años las chicas no nos mostraban
nada más allá de lo evidente; las colegialas recibían un halo misterioso y era
muy disparejo el erotismo en relación a estos días, mas la mayoría de los
barones (en mi salón de clases) tenían conocimientos respecto al sexo; pero la
importancia de las relaciones de pareja no estaba acentuada en el ambiente de
la charla.
Propongo
desde este momento una solución espontánea para ese problema de nuestro sexo no
tan evidente en la vida cotidiana de aquellos años: Imaginemos al Mainstream o
al Gran Mercado carente de un refractario como lo es hoy la Internet o como son
los antros; refractarios necesarios para amasar ideas científicas, comerciales
o aspiraciones juveniles.
La droga en los
años noventa y dentro de mi círculo estudiantil era (hasta hoy me doy cuenta)
una cuestión de rutas del transporte urbano; dependiendo de la ruta de camión
era la droga adquirida. Yo solo escuché hablar de drogas cuando Karl Marx nos
alertó dentro de los salones de clase acerca de los planes de la Iglesia
Católica; digo Católica porque no sabía yo de otras tantas y tantas religiones
existentes.
En estos días
donde un café americano te da una viada, rezar no es malo; pero siempre habrá
un joven inquieto dando patadas por el culo. Hare Xsna Hare Hare.
Como
contraste en mi vieja colonia del DF los yonkis eran más dados a dejar (sin
cargo de conciencia) droga inservible en las calles sin pavimentar o en las
avenidas. La drogadicción, tan solo era un tema en las escuelas como lo eran
digamos… los avistamientos de OVNIS.
Aquellos años fueron muy buenos
porque mandaron las industrias del consumo modas locas como la de los “rebeldes
sin causa”, todo mundo vestía su versión (vintage) de los años 60’s con
pantalón azul de mezclilla y chamarras de piel; tupé, cigarros, camisetas
blancas. Hubo después una moda de Batman; con artículos fosforescentes igual de
locos y divertidos.
Las
discotecas apenas llevaban algunos años recibiendo a los jalapeños de los
diferentes puntos de la ciudad; en la mayoría de nosotros aún no se cernía el
ritmo de vida imperante en estos días del siglo XXI: Autos, sexo, fashionismo,
drogas. Se consumía el licor al modo de “cubas tras cubas” por todas partes de
Xalapa; se destinaban los fines de semana para poder hacerlo; por eso se tomaba
al Viernes (gracias a Dios) como un día dedicado a reventarse, los Sábados eran
opcionales para el consumo nocturno, los Domingos eran días de calma y reposo
donde no había otra movida como la de practicar alguna para-escolar deportiva
con un grupo de vecinos o amigos y compañeros de trabajo; ah, también se podían
estudiar un poco las materias de la escuela si uno quería hacerlo.
Algunos chicos
reprobaban año, eran mandados después de reprobar el curso escolar a las
preparatorias abiertas de la ciudad, un sistema abierto proto-modelo de estudio
el cual definió a la enseñanza media y superior al poder cursar el alumno las
materias de la escuela en tan solo dos horas diarias. Un modelo de aprendizaje
adquirido tiempo después por la mayoría de las escuelas técnicas y de computo e
ingles. Así, el estudiante cursaba las materias, pero bueno, después de esas
horas de estudio los chicos tendrían la oportunidad de conseguir un empleo, se
pudieron liberar del uniforme escolar; y pudieron visitar los antros desde el
miércoles hasta el domingo; tanto tiempo libre... debería de aprovecharse.
Los antros del
tipo Disco fueron inventados por los
gobiernos y la industria del comercio para lograr en los nuevos chicos aquello
imposible de lograr antes: Mantenerlos juntos pero sin dialogar y pensar en la
vida. Los bares, las cantinas, eran para el esparcimiento de los grandes, los
Jones; la ludopatía aún no era tan excitada en los gustos de los ciudadanos
jalapeños; Así como todo mundo podía aprovechar su tiempo en antros y en
espacios deportivos sin pensar mucho en ese híbrido de tiempo de calidad
suicida creado por alguna razón, muchos jóvenes encontraban misterios en aquel
mundo post-moderno; misterios laborales como los avionazos del municipio, la
magia de las carreras cortas; otros estudiantes y no estudiantes se mezclaban
entre las horas nocturnas para poder encontrar seres de otra dimensión.
En
aquellos días yo trataba de flotar para no ahogarme en los círculos sociales de
la ciudad de Jalapa; convivir con mis amigos y familiares era mi dinámica
acuática. Para saber la diferencia de aquellos días con los actuales me baso en
la idea de que todo mundo últimamente tiene en mente un negocio y antes solo
debíamos de preocuparnos por una plaza laboral, o varias si era posible.
La neblina
xalapena era agradable hasta decir BASTA; agradable como aquellos corazones
escritos por mis compañeras de clase en cada una de la “ies” de sus apuntes escolares;
existió también por aquellos años una moda de usar carpetas en vez de cuadernos
profesionales.
La neblina de Jalapa era una
música diegética verdaderamente asombrosa, llegaba a la ciudad a las cuatro o
cinco de la tarde marchándose hasta el otro día alrededor de la siete de la
mañana; pero de igual forma había noches claras con un millar de estrellas
visibles apareciendo en el cielo, para hacerme pensar en la probabilidad de no
estar tan solo en el cosmos.
Las
Banshees aparecieron en una noche clara; volaban lejos de casa; las vi afuera
del departamento rentado de un primo quien me daba consejos como “Virgilio”
moderno en la ciudad. Se veían ligeras volando en la noche en sincronía y
desde nuestra colonia (colonia Laureles) tomaban rumbo a Casa Veracruz (colonia
Dos de Abril) sin detenerse, volando como aves marinas. Las Banshees son hadas
o ninfas o ángeles caídos; se presentan en todos los funerales de gentes
importantes para rendir honores al difunto, llorando por el ser perdido para
mostrar respeto mientras ocurre el rito luctuoso. Nunca me imaginé alzando una
mano para señalarlas y al mismo tiempo mirarlas volando en aquella noche clara
con Banshees en su cielo. Mi primo las logró ver y no pudimos explicarnos ¿qué
eran? esas criaturas voladoras, fulgurantes, lejanas a nosotros. Las Banshees
se alejaron sin notarnos hasta perderlas de vista. Como si nada hubiese pasado
regresé a mi casa; días después por la tele junto con otro amigo de mis
primeros días en Xalapa nos enteramos acerca de la muerte de Luis Donaldo
Colosio.
Ahora en las
noches jalapeñas ya no espero encontrarme con las Banshees; deben todavía de
llorar por los muertos y aparecerse en los ríos para dar mensajes a los
hombres, pero Xalapa ya no tiene ríos cercanos.
No
he escuchado a Bauhaus lo suficiente; mas sin embargo creo en la posibilidad de
encontrar una puerta abierta para poder perderme un poco y poder esperar junto
con otros seres; en otros planos.
1 de Agosto de 2014
Funzi
Suscribirse a:
Entradas (Atom)