La Noche de las Banshees
La Xalapa de los años noventa del siglo pasado todavía ofrecía
rincones aún inexplorados para los buscadores de secretos nocturnos; para los
chicos exploradores de la noche inquieta, la noche misteriosa; algunos de ellos
seguidores de grupos de rock como Bauhaus, sin afinidad por escuchar a grupos
como los Magneto o Maná. En los primeros años de la última década del siglo XX,
las chicas de las preparatorias Xalapenas vestían uniformes de diferentes
colores, así los chicos podíamos identificarlas fácilmente mientras iban
apareciendo en la parada del autobús. Nadie me ha explicado en concreto o de
una manera objetiva el ¿por qué? esos camiones de pasajeros destartalados, de
un color azul insípido, eran las banderas de la comunidad Xalapena; tan rica en
sustancia como en un pasado lleno de altas y bajas en la historia de la ciudad;
pero difícil en el gozo de manifestarse gracias a las veredas construidas por
alguna persona con bastante malicia. Disyuntivas formadoras de diferentes clases
sociales dentro de la ciudad. Veredas disparejas en el diagnóstico de aquella
malicia, la cual los catalogó por sus bienes; luego, ya después de ese catálogo
podrido nadie aún ha podido amainar con soluciones concretas las luchas de
clases en Jalapa.
En ninguna
otra ciudad del país visitada por mí he sentido tanta distancia entre cada uno
de sus habitantes; siento al recordar esos días pasados una absurda lejanía
entre los xalapenos, matriz de un claroscuro, con su ambiente florido y con sus
rencillas sociales. Aunque parezca tan extraño; ese ambiente de claroscuro
intrínseco lo viven en silencio los xalapenos, haciendo de la convivencia una
agonía. Veo a la ciudad vanagloriarse de
su pasado, después muriendo; pero aquellos restos del pasado junto con los
muertos vivientes de ahora se mezclan como un ejército fantasmal andante
inspirado por las ofertas de los centros comerciales.
Esta ciudad te dirige hacia la mentira; ya
después de mentir, te acercas a un tipo de sexo lleno de lejanía, histriónico; a
veces pienso que todos los xalapenos al tener sexo utilizan la misma posición:
Los amantes; tendidos de espaldas, en una cama escueta de sábanas ralas y tan
solo su sexo uniéndolos; mientras excitados miran al techo. Lejanía.
Otra forma de
saber los gustos de las chicas eran las estaciones de radio locales;
todo mundo escuchaba canciones
llenas de colores; yo sentía esa distancia de persona a persona por la música
compartida conmigo en los salones de clase. Así, zangoloteado del viaje en
urbano y sin remedio, me encontraba con los compañeros de escuela; la ruta del
urbano parecía un destino marcado para los estudiantes en la complicada ciudad
a donde yo había llegado a vivir. Para gustos los colores.
Los
rincones de la ciudad poco a poco se llenaban de colonias emergentes; llenas de
los delirios juveniles y de sindicatos magisteriales en su mayoría; mis
compañeros más avispados de la preparatoria tenían siempre un buen padrino,
portador de un futuro prominente como burócrata en las oficinas del gobierno
veracruzano; los imagino planeando a ese futuro muneficiente mientras
transcurría su escuela secundaria. Un coche, una plaza; el fútbol o el béisbol
eran los grandes retos de mis compañeros de escuela. Entre para-escolares y
rutas destartaladas de camiones se encontraban todos los estudiantes, algunos
de ellos tiempo después, migraron hacia el Norte, otros se marcharon a otro
lugar a radicar; otros se quedaron trabajando en la plaza obtenida, otros
viviendo en sus sueños.
Hoy
me sorprendo de la destreza de los selfies, de los sextings y de los usies
circulando en las redes sociales; en aquellos años las chicas no nos mostraban
nada más allá de lo evidente; las colegialas recibían un halo misterioso y era
muy disparejo el erotismo en relación a estos días, mas la mayoría de los
barones (en mi salón de clases) tenían conocimientos respecto al sexo; pero la
importancia de las relaciones de pareja no estaba acentuada en el ambiente de
la charla.
Propongo
desde este momento una solución espontánea para ese problema de nuestro sexo no
tan evidente en la vida cotidiana de aquellos años: Imaginemos al Mainstream o
al Gran Mercado carente de un refractario como lo es hoy la Internet o como son
los antros; refractarios necesarios para amasar ideas científicas, comerciales
o aspiraciones juveniles.
La droga en los
años noventa y dentro de mi círculo estudiantil era (hasta hoy me doy cuenta)
una cuestión de rutas del transporte urbano; dependiendo de la ruta de camión
era la droga adquirida. Yo solo escuché hablar de drogas cuando Karl Marx nos
alertó dentro de los salones de clase acerca de los planes de la Iglesia
Católica; digo Católica porque no sabía yo de otras tantas y tantas religiones
existentes.
En estos días
donde un café americano te da una viada, rezar no es malo; pero siempre habrá
un joven inquieto dando patadas por el culo. Hare Xsna Hare Hare.
Como
contraste en mi vieja colonia del DF los yonkis eran más dados a dejar (sin
cargo de conciencia) droga inservible en las calles sin pavimentar o en las
avenidas. La drogadicción, tan solo era un tema en las escuelas como lo eran
digamos… los avistamientos de OVNIS.
Aquellos años fueron muy buenos
porque mandaron las industrias del consumo modas locas como la de los “rebeldes
sin causa”, todo mundo vestía su versión (vintage) de los años 60’s con
pantalón azul de mezclilla y chamarras de piel; tupé, cigarros, camisetas
blancas. Hubo después una moda de Batman; con artículos fosforescentes igual de
locos y divertidos.
Las
discotecas apenas llevaban algunos años recibiendo a los jalapeños de los
diferentes puntos de la ciudad; en la mayoría de nosotros aún no se cernía el
ritmo de vida imperante en estos días del siglo XXI: Autos, sexo, fashionismo,
drogas. Se consumía el licor al modo de “cubas tras cubas” por todas partes de
Xalapa; se destinaban los fines de semana para poder hacerlo; por eso se tomaba
al Viernes (gracias a Dios) como un día dedicado a reventarse, los Sábados eran
opcionales para el consumo nocturno, los Domingos eran días de calma y reposo
donde no había otra movida como la de practicar alguna para-escolar deportiva
con un grupo de vecinos o amigos y compañeros de trabajo; ah, también se podían
estudiar un poco las materias de la escuela si uno quería hacerlo.
Algunos chicos
reprobaban año, eran mandados después de reprobar el curso escolar a las
preparatorias abiertas de la ciudad, un sistema abierto proto-modelo de estudio
el cual definió a la enseñanza media y superior al poder cursar el alumno las
materias de la escuela en tan solo dos horas diarias. Un modelo de aprendizaje
adquirido tiempo después por la mayoría de las escuelas técnicas y de computo e
ingles. Así, el estudiante cursaba las materias, pero bueno, después de esas
horas de estudio los chicos tendrían la oportunidad de conseguir un empleo, se
pudieron liberar del uniforme escolar; y pudieron visitar los antros desde el
miércoles hasta el domingo; tanto tiempo libre... debería de aprovecharse.
Los antros del
tipo Disco fueron inventados por los
gobiernos y la industria del comercio para lograr en los nuevos chicos aquello
imposible de lograr antes: Mantenerlos juntos pero sin dialogar y pensar en la
vida. Los bares, las cantinas, eran para el esparcimiento de los grandes, los
Jones; la ludopatía aún no era tan excitada en los gustos de los ciudadanos
jalapeños; Así como todo mundo podía aprovechar su tiempo en antros y en
espacios deportivos sin pensar mucho en ese híbrido de tiempo de calidad
suicida creado por alguna razón, muchos jóvenes encontraban misterios en aquel
mundo post-moderno; misterios laborales como los avionazos del municipio, la
magia de las carreras cortas; otros estudiantes y no estudiantes se mezclaban
entre las horas nocturnas para poder encontrar seres de otra dimensión.
En
aquellos días yo trataba de flotar para no ahogarme en los círculos sociales de
la ciudad de Jalapa; convivir con mis amigos y familiares era mi dinámica
acuática. Para saber la diferencia de aquellos días con los actuales me baso en
la idea de que todo mundo últimamente tiene en mente un negocio y antes solo
debíamos de preocuparnos por una plaza laboral, o varias si era posible.
La neblina
xalapena era agradable hasta decir BASTA; agradable como aquellos corazones
escritos por mis compañeras de clase en cada una de la “ies” de sus apuntes escolares;
existió también por aquellos años una moda de usar carpetas en vez de cuadernos
profesionales.
La neblina de Jalapa era una
música diegética verdaderamente asombrosa, llegaba a la ciudad a las cuatro o
cinco de la tarde marchándose hasta el otro día alrededor de la siete de la
mañana; pero de igual forma había noches claras con un millar de estrellas
visibles apareciendo en el cielo, para hacerme pensar en la probabilidad de no
estar tan solo en el cosmos.
Las
Banshees aparecieron en una noche clara; volaban lejos de casa; las vi afuera
del departamento rentado de un primo quien me daba consejos como “Virgilio”
moderno en la ciudad. Se veían ligeras volando en la noche en sincronía y
desde nuestra colonia (colonia Laureles) tomaban rumbo a Casa Veracruz (colonia
Dos de Abril) sin detenerse, volando como aves marinas. Las Banshees son hadas
o ninfas o ángeles caídos; se presentan en todos los funerales de gentes
importantes para rendir honores al difunto, llorando por el ser perdido para
mostrar respeto mientras ocurre el rito luctuoso. Nunca me imaginé alzando una
mano para señalarlas y al mismo tiempo mirarlas volando en aquella noche clara
con Banshees en su cielo. Mi primo las logró ver y no pudimos explicarnos ¿qué
eran? esas criaturas voladoras, fulgurantes, lejanas a nosotros. Las Banshees
se alejaron sin notarnos hasta perderlas de vista. Como si nada hubiese pasado
regresé a mi casa; días después por la tele junto con otro amigo de mis
primeros días en Xalapa nos enteramos acerca de la muerte de Luis Donaldo
Colosio.
Ahora en las
noches jalapeñas ya no espero encontrarme con las Banshees; deben todavía de
llorar por los muertos y aparecerse en los ríos para dar mensajes a los
hombres, pero Xalapa ya no tiene ríos cercanos.
No
he escuchado a Bauhaus lo suficiente; mas sin embargo creo en la posibilidad de
encontrar una puerta abierta para poder perderme un poco y poder esperar junto
con otros seres; en otros planos.
1 de Agosto de 2014
Funzi
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