“Todos los enemigos de la diferenciación vienen a serlo del progreso; es natural por ende, que consideren la originalidad como un defecto imperdonable”
José Ingenieros
Para Gustavo Adrián Cerati. Por su Art-Poetic
y por hacerme tan feliz en mi adolescencia.
El Buda del Trabajo
Juan es el Buda del Emprendedor. Un día,
encendió un cigarro al salir de su trabajo y volvió loca a toda la
ciudad.
Juan no era el gran Buda
Sakyamuni, enorme maestro espiritual de un parte de los
habitantes de este planeta. Juan mucho menos era el Buda Maitreya,
el maestro tan esperado por la Sanga en estos raros tiempos modernos.
Tampoco era el Buda de la Suerte, ese Buda rollizo siempre
alegre, dispuesto a ayudar en los negocios o en los hogares; presente
en los puestos del mercado donde se ofrecen amuletos o recetas de
yerberos y de curanderos. Juan era el Buda del Emprendedor. Le
delataban sus aptitudes naturales: Una habilidad para trabajar tan
propia de él y tan evidente; su destreza, su disciplina, su respeto
hacia los demás compañeros de trabajo; una actitud tan amable como
desprendida a la hora de convivir entre los suyos; todas esas
virtudes le daban la oportunidad de situarse en un lugar especial en
el escalafón de las nóminas. Entre los empleados regulares y de los
jefes menores; entre los dueños de las empresas o de los negocios
locales y entre los subordinados. Aparte Juan no era un Buda del
Emprendedor común y corriente; la mayoría de los Budas del
Trabajo quedan atrofiados de sus capacidades mentales por tanto
trabajar con el paso del tiempo, la horrible competencia en los
trabajos los absorbe y los vuelve un mero desecho inservible.
Reciclable.
A esas virtudes
naturales otorgadas a Juan, los demás empleados de su trabajo las
imitan de forma constante; porque los hombres en este mundo nacen con
la habilidad para poder hacerlo; en su naturaleza está el imitar
virtudes para sobrevivir a su entorno. Un entorno en el cual los
empleados comunes de los negocios no trabajan bien, porque no les
pagan bien; otra manera de decirlo sería el que los empleados “hacen
como que trabajan” porque los dueños de las empresas “hacen
como que les pagan” a la hora de repartir emolumentos. Así,
todo se resuelve en una jornada laboral fincada en el odio; el
odio de los de arriba hacia los de abajo y de los de abajo hacia los
de arriba; un odio convertido en rutina. Algunos expertos le llaman a
esa practica inmisericorde Bullyng laboral, otros la
definirían como una cruda tortura psicológica.
Los empleados y los
dueños de los negocios viven mirando a las horas pasar en un
reloj-artesanía. Un reloj-artesanía que tiene en vez de números
para marcar las horas doce máscaras de antiguos personajes del
Aztlán, propios de las culturas pre-Colombinas; anteriores a esta
época. Máscaras de tigres, de leopardos, máscaras de palma, de
reyes antiguos con tres ojos, de madera o de hierro. El placer y el
odio conviven en estas tierras, entre los millares de negocios o de
empleos. Todos los hombres de las oficinas usan máscaras; las usan
aparte las amas de casa, los dueños y los empleados de los locales
de comercio, los universitarios, los hampones, miembros de la
delincuencia organizada.
Los Gobernadores de
estas tierras americanas hacen de la industria privada una carta
fuerte para provocar la abundancia económica en las comunidades. A
la industria privada le otorgan amplios beneficios tributarios para
poder realizar sus actividades comerciales. ¿Los empresarios? Viven
felices y prosperan. En sincronía, los profesores de las escuelas
preparan a los alumnos (futuros hombres y mujeres) para hacerlos
subir a través del escalafón laboral, para encontrar estos futuros
hombres y mujeres un lugar donde poder asentarse. Ya instalados en
sus plazas laborales, podrán realizar los deseos ocultos de sus
mentes. Los estudiantes en aquellas escuelas, solo aprenderán trucos
para poder sobresalir a base del odio y de la rutina; volviendo a
esas prácticas algo común en todas las empresas, como una constante
general. No se puede vivir en medio de esas máscaras surgidas desde
el odio y desde el placer, porque las comunidades harán de los Budas
Empresariales (como lo es Juan) meras máquinas destinadas para
su servicio; les hackearán sus cerebros para saber de sus
secretos y así poder vivir tranquilos en sus puestos o en sus
oficios; imitando las habilidades del
Buda del Trabajo para sobresalir en los negocios. Llegará el momento en que la sociedad, actuando como unos verdaderos Crackers (ya no como Hackers) mandarán a los Budas del Empleo directo a los hospitales psiquiátricos por tanto utilizarlos y si lo anterior expuesto no ocurre, los Budas del Trabajo se volverán inactivos, como un modo de sobrevivir, alejados del peligro de las empresas para no perder la vida.
Buda del Trabajo para sobresalir en los negocios. Llegará el momento en que la sociedad, actuando como unos verdaderos Crackers (ya no como Hackers) mandarán a los Budas del Empleo directo a los hospitales psiquiátricos por tanto utilizarlos y si lo anterior expuesto no ocurre, los Budas del Trabajo se volverán inactivos, como un modo de sobrevivir, alejados del peligro de las empresas para no perder la vida.
Los métodos concretos y
armónicos existentes para examinar a un individuo dentro de una
comunidad, sin producirle ningún daño psicológico, son las
actividades deportivas o las ciencias, las religiones o las escuelas.
Desde ahí se pueden apreciar las conductas no deseadas entre los
individuos y podemos notar la magnitud de sus actos y de sus deseos;
de esa forma se les examina sin dañar al individuo común o a algún
Buda de los Emprendedores. El insistente ajetreo actual en los
negocios o en las empresas, vertido en el Buda de los Negocios,
solo le provocará penas y sufrimientos; muy diferentes a una ruptura
amorosa o al no ser parte de una familia tradicional siendo el
individuo un huérfano, o penas y sufrimientos muy distintas a la
falta de empleo o a la falta de cariño. El acoso vertido por la
sociedad en el Buda Empresarial aparte de ser criminal, es una
barbarie. La mente de ese Buda, predispuesta a sobrevivir en
su entorno, no querrá estudiar ni querrá trabajar en medio de tanto
odio; formará conciencia y se volverá un guerrero entre las masas;
dispuesto a luchar para conseguir su libertad. La sublime enseñanza,
bien aprendida por el guerrero, le mostrará al Buda de los
Emprendedores la imposibilidad de volverse alguien mejor; se
mirará como el musgo, el cual no puede ser piedra o no puede ser
árbol; viviendo tan solo de alimentarse de aquellas materias de una
forma intermitente. Una vida nada sencilla; le será difícil
llevarla a cabo. El Buda de los Empresaurios para poder
subsistir, elegirá oficios o carreras mediocres; obtendrá trabajos
fáciles, donde nuestro Buda Empresarial no aprovechará sus
virtudes otorgadas tiempo atrás. El odio constante (como ingrediente
principal en la sociedad) le impedirá a aquellos Budas
superarse en la vida; vivirán en medio de una falsa argumentación,
abrevarán de los deberes y de las responsabilidades para con la
comunidad, mas aprenderán con remordimiento los trucos malditos de
la sociedad, esos trucos les servirán para salir avante de las
situaciones de convivencia dentro de la comunidad; los realizarán
para poder respirar; ese será su máximo logro en la vida; ese
bochornoso objetivo solo los hará verse como unos gentiles-hombres
en medio de situaciones degradantes para el género humano; en todo
lo largo de ese camino, huirán de las masas en cuanto puedan, sin
ser requeridos ni recordados por la sociedad. El destino elegido por
el Buda Empresarial será muy peligroso; todos los caminos le
llevarán a Roma. Aquellos sinuosos caminos situarán al Buda de
los Empresarios en un lado u otro de la discordia moderna. Los
hombres y las mujeres tan llenos de rutinas, vivirán utilizando al
Buda de los Empres-arios de una forma cruel, porque en los dos
lados de la batalla (para sobrevivir en este mundo) no existe un
rostro lleno de perdón y lleno de amor aún hoy descubierto,
distante de las caras de guerra. No existe ningún hombre en la
actualidad inmerso en la sociedad moderna, mostrando al mismo tiempo
su rostro de misericordia o de perdón.
La sociedad moderna, no
sobrevivirá solamente con las industrias y con el intercambio de
tecnología, dejando olvidadas a las otras bases o raíces de su
origen en este planeta.
Juan pegó en la pared de su cuarto varias páginas
de diarios y de revistas con poemas en su contenido; páginas de
viejos libros de poemas. Las pegó sin orden alguno en las paredes de
su cuarto; observó como cada uno de esos poemas empezaron a flotar
dentro de su habitación. Supo lo que pensaban los hombres y
las mujeres habitantes del mundo moderno y del pasado; escuchó la
opinión de los poetas jóvenes y de los poetas viejos, en cada
minuto de aquel día o en cada máscara del reloj. Escuchó y
descubrió los ideales de los hombres Budas como lo era él.
Encendía cigarrillos adentro del cuarto como reflejo, para liberarse
del histrionismo de la sociedad. Juan nunca usó a las máscaras para
poder vivir, tan solo utilizaba a las palabras a lo largo del día.
Día tras día.
5 de Septiembre de 2014
Funzi.
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