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5 de Noviembre de 2014
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10/10/14
El Barto del Futuro
El
Barto del Futuro
Llega
a mi mente el recuerdo de un gran Rey Oriental; maestro de una gran
sabiduría. Ocupó su vida en mostrar a todo su pueblo aquella
enseñanza; su grey lo obedeció agradecido. Construyó tenazmente un
altar muy hermoso para los antiguos sabios maestros; era tan
agraciado como viril. Aquel sabio Rey se había dejado el pelo crecer
para gobernar. Su cabello negro tan largo, le servía para dividir
adentro del templo a su pueblo amado; los separó en dos lados. De un
lado colocó a su linaje y a su reina, del otro lado los discípulos.
Como un río era ese pelo tan largo y los habitantes, entregados a la
doctrina divina, tomaron las enseñanzas y muchos de ellos fueron
grandes maestros Budistas, vivieron adoctrinando a muchos hombres.
La
civilización moderna digital necesita comprender como utilizar
cualquier herramienta filosófica, sin lastimar a las personas -seres
menos favorecidos o sin los conocimientos y aprendizajes tan
modernos-, ni maltratar a los ideales, viéndolos como algo obsoleto
y sin importancia trascendente en nuestras vidas. No podríamos
comprendernos sin ellos.
Estuve
el fin de semana leyendo el diario en casa, todo el fin de semana. Un
pasatiempo agradable porque a veces no hay nada que hacer. Resuelvo:
Esas noticias son implacables; los periodistas deben de tener mucha
capacidad para absorber tanto castigo. Imaginé entonces una pequeña
probabilidad, una vida decadente como muy real entre nuestras
acciones tan triviales; una probabilidad futurista y cruel. El Domo
-como serie de televisión- es un espacio habitado donde: No existe
ya un ecosistema; es un sitio donde los rayos del sol deberían
quemar digamos, como una gran lupa hermética. Pero andando un poco
más entre los horarios de televisión abierta –yo no tengo cable
todavía-, me acordé de una famosa serie futurista de Steven
Spielberg anterior. Ataviada de mucha acción bélica. Llegó a mi
mente la idea de poder hacer esta comparación, de nuevas y viejas
filosofías: Quizá todos hemos escuchado sobre el famoso científico
francés René Descartes; teórico matemático y teórico filosófico.
Partí de un artículo del periódico del domingo catorce pasado para
-en una probabilidad a futuro-, pensar en un chico filósofo con
nuevas teorías o estudios modernos, viajando hacia el pasado;
preparado con armas modernas para ametrallar a los cavernícolas del
Cuaternario; sin piedad dispararía su arma, apuntando a indefensos
protohombres víctimas de un psicópata futurista además invisible;
aparte de ser un Filósofo, sería un Francotirador entrenado en
tácticas de camouflagge y supervivencia militar, piloto de un
ovni-drone.
“Chapoleado”
totalmente el territorio explorado; después traería a los
habitantes del futuro para habitar ya tranquilamente, aquella tierra
“limpia” de cavernícolas. Pero los defectos de su civilización
los acompañarían en aquel viaje; una alteridad poblando un
principio: la honesta forma ulterior iniciando ya el proceso natural
del lenguaje, masacrada por un asesino-futuro.
Asi es como la sociedad
en la actualidad llena su vida, destruyendo antiguos principios del
Hombre. Advertimos cómo para bien o para mal esos pensamientos son
exterminados, provocando demasiado sufrimiento y muerte. No nos damos
cuenta del grave error cometido por nosotros; eliminando por
“diversión” ideales antiguos, como regla básica en nombre del
“progreso” de nuestra civilización actual; esperando el ansiado
desarrollo económico.
Además
esas antiguas sabidurías no son totalmente destruidas por el
Sistema, se guardarán en un arsenal; serán utilizadas como
principios filosóficos como filosofía-semilla por los gobiernos;
para invadir sanguinariamente nuevos territorios, he ir ganando la
guerra económica tan normal en nuestros días. No soy un gran
lector, tal vez soy un cavernícola de la filosofía del dibujo
moderno. Tengo muchas preguntas por hacerme; pero de una forma u otra
he notado a esos francotiradores, del tipo Robert de Niro; o del tipo
Kiefer Sutterland en muchos lugares frecuentados por mi; un
cavernícola mafioso del estudio. Sin embargo noto el respeto de
los genios de la Ciencia; para todas las culturas anteriores. Además
he sabido de varios estudios realizados a otras tribus aborígenes;
aisladas de nuestro mundo digital. Tratan de eliminar a esas tribus
después de estudiarlas muy exhaustivamente, pretenden adueñarse de
su territorio, de sus materias primas necesarias para hacer sus
futuras guerras Geopolíticas, sin interesarse por los aborígenes.
17
de Septiembre de 2014
Funzi
8/10/14
Dia de la Raza
Cazcabelez para el gato; ah de la caza.
Loz principioz de la colonización de loz Europeoz en Amérika zerán
tratadoz en ezta ocazión con el teztimonio de Criztoforo Columbuz,
zabio navegante de loz marez católicoz llenoz de agua; con un poco
de zuerte, entenderemoz como ze empezó a colonizar un continente.
Dejémoz hablar a Criztobal Colón, zabio hombre de prudencia,
fablará en modo limpio y zano; como de hermano a hermano.
En busca de nuevas rutas
Afiliado a los grandes hombres de negocios, sufrí (de la mano junto con ellos) de inumerables burlas e imprecaciones, por la sencilla y mundana razón de haber contaminado los ríos de las Indias; aparte por contratar a Panistas, para hacerlos mis siervos y así me conectasen con bellas inditas teiboleras; además por no haber pagado las cuentas de los privados de estas vernáculas bailarinas.
El regreso al Viejo Continente
La noche de mi partida, para regresar al reino de los reyes católicos organizé una party con twerking, banderita mexicana y toda la cosa. A nadie le gusto; pero me eché unos tequilas; luego vomité en mi carabela y sobre mi lap-top. Para no verme tan racista, me llevé al Chicharito Hernández como refuerzo de los merengues.
Los Viajes Posteriores
De regreso a las indias y bailarinas
tierras de acá mero, los hombres nacidos en América me recibieron
con tanto cariño y respeto, haciéndome llorar por ello, haciéndome
llorar y además haciéndome yo de unos cuantos terrenitos para
sembrar vid y esclavizar a los inditos; tan molones con eso de unos
dizque Derechos Humanos.
26/9/14
Poesía de León Felipe
SÉ TODOS LOS CUENTOS
Yo no sé muchas cosas, es verdad.
Digo tan sólo lo que he visto.
Y he visto:
que la cuna del hombre la mecen con cuentos,
que los gritos de angustia del hombre los ahogan con cuentos,
que el llanto del hombre lo taponan con cuentos,
que los huesos del hombre los entierran con cuentos,
y que el miedo del hombre...
ha inventado todos los cuentos.
Yo no sé muchas cosas, es verdad,
pero me han dormido con todos los cuentos...
y sé todos los cuentos.
Digo tan sólo lo que he visto.
Y he visto:
que la cuna del hombre la mecen con cuentos,
que los gritos de angustia del hombre los ahogan con cuentos,
que el llanto del hombre lo taponan con cuentos,
que los huesos del hombre los entierran con cuentos,
y que el miedo del hombre...
ha inventado todos los cuentos.
Yo no sé muchas cosas, es verdad,
pero me han dormido con todos los cuentos...
y sé todos los cuentos.
18/9/14
17/9/14
Leyenda Urbana
La amiga de
la secundaria
-¿En cuál salón
quedaste?
Sandra,
volteó para ver quien le preguntaba por su nuevo salón de clases.
Aquél nuevo lunes, iba a ser su primer día en la escuela Secundaria
Federal 5 de la capital de Veracruz; había sentido por su espalda a
una voz suave y enérgica al mismo tiempo. Volteó hacia atrás y
pudo darse cuenta de la dueña de esa voz, vio a una chica delgada
con uniforme de la secundaria, muy pecosa; le contestó amablemente.
- En el del primero F, ¿y a ti, cuál te tocó?.
- Me temo que en el mismo. Le dijo aquella chica.
Sonrieron las dos por un instante. Sandra había
ingresado a la secundaria al aprobar su examen de admisión con
promedio de 9.8. Aquella niña se había propuesto terminar el
periodo de estudios secundarios con buenas calificaciones; Sandra era
alta y de pelo castaño oscuro, de mirada tranquila con ojos cafés;
era una chica seria pero accesible, muy amiguera; para Sandra, el
cambio de escuela era solo un cambio de uniforme, tenía una hermana
mayor, quien estudiaba la preparatoria; Sandra, sabía gracias a su
hermana mayor de todos los problemas venideros al volverse alumna de
recién ingreso en la secundaria. Para la hermana de Sandra, todo
consistía en levantarse temprano, desayunar algo ligero; ya lista y
con el uniforme puesto, dirigirse a la secundaria caminando. Vivían
las dos con sus padres, muy cerca de la escuela secundaria; en la
calle Centenario, colonia Trece de Septiembre.
Sandra aún no sabía
cual sería su carrera profesional, pero no tenía prisa, le quedaban
seis años de estudio por cursar; había charlado con sus padres
acerca de elegir con responsabilidad y con calma una carrera. Sus
padres eran evangelistas y le recomendaron no andar de novia con los
chicos, hasta que fuera un poco más madura; le pidieron esperar para
elegir también con quien vivir en pareja. Sandra usaba un celular
ALCATEL 5036; conversando con aquella nueva compañera muy pronto
quiso intercambiar números teléfonicos, la otra chica se llamaba
Diana, era de Xalapa y vivía lejos de la escuela. Allá por el
Castillo. Tenía el pelo ondulado y negro, su piel era del
color de la nieve y tomaba cierto tiempo acostumbrarse a las pecas de
su cara, las pecas le llegaban hasta los senos aún sin desarrollar
en Diana, era un poco mas bajita que Sandra, delgada, como una modelo
de revistas, pero casi sin maquillaje, apenas un tono cereza en los
labios, con las uñas pintadas de rojo cereza igualmente; en cambio
Sandra no usaba maquillaje alguno, tan solo se sujetaba el cabello
con una dona, se aplicaba en el cabello un poco de mousse;
usaba aretes: un par de perlas pequeñas de color blanco. Después de
hacer los honores a la bandera y de anotar sus números mutuamente
como nuevos contactos en sus celulares, se dirigieron a tomar la
primera clase: Física. Las dos estudiantes se sentaron en bancas
paralelas y se mostraron sus cuadernos nuevos, se prestaron sus
lapiceros para escribir sus nombres en los cuadernos y comprobar los
colores, Sandra usaba una pluma de gel negra; Diana tenía una
pluma-linterna; la charla de las nuevas amigas giró alrededor de los
artistas de moda, compartieron gustos musicales. A Sandra por ejemplo
le gustaba Justin Beiber, a Diana le gustaba Enrique Iglesias y la
música de Pitbull, soñaba con conocerlos en algún concierto; se
emocionaron al nombrar al grupo One Direction y a Miles Cyrus. Entró
la maestra de Física al salón de los alumnos del primero F, les
pasó lista y los minutos de clase transcurrieron entrevistándose
mutuamente todos los alumnos, para poder crear una comunidad entre
ellos. Los alumnos del salón se mostraron participativos para poder
conocerse. Las nuevas amigas se entretuvieron platicando mientras el
resto del grupo se presentaba ante la profesora de Física; en el
descanso, después de la clase de Geografía compartieron muchos
recuerdos de su primaria. Diana, aprobó el examen de admisión por
un curso propedéutico cursado en vacaciones, en cambio Sandra, solo
estudió por su propia cuenta la guía de estudio. Las dos eran
alumnas con calificaciones altas, no había otra cosa por hacer a su
edad, solo la música y los deberes en casa eran sus preocupaciones.
Los horas de aquel día pasaron con cierta calma y regocijo por estar
en la escuela de nuevo; algunos chicos de tercer año en medio del
descanso corrían detrás de una pelota de plástico jugando una
cáscara de fútbol. Pasaban a toda velocidad cerca de las dos chicas
sentadas en una jardinera; otras compañeras del salón se sentaron a
platicar con las nuevas amigas; platicaron con Sandra y con Diana
hasta terminar el descanso. Al salir de clases, Sandra se despidió
de beso de Diana y le propuso hablarle a su celular por la tarde o
mejor aún, mandarse mensajes a través del móvil. Diana tomó un
taxi de color verde y blanco para llegar a casa. Sandra le dijo adiós
a su nueva amiga y en el mar de estudiantes se mezcló un poco hasta
encontrar la acera adecuada para regresar a la casa de sus padres.
La mamá de Sandra la
esperaba con un flan napolitano como recompensa al primer día de
clases, Sandra era muy adicta al flan, pero, sí era un flan
napolitano, rompía a gritar de gusto por comerlo. Instalada en su
recámara, con el plato de flan en la mano, organizó el calendario
semanal de estudio y empezó a pasar los apuntes de las materias de
la escuela; se cambió el uniforme hasta las cuatro de la tarde.
Mirando una telenovela con su mamá; recordó, en medio de un
comercial de yogurt para beber el contactar a su nueva amiga, la
agarró bañándose, de todos modos Diana le contestó los mensajes
desde su celular. Sandra esperó a su amiga mientras ésta salía del
cuarto de baño y así poder platicar de su primer día en la
escuela. Mientras su amiga se duchaba, Sandra encendió la radio,
tomó unos dulces de la alacena para esperarla.
Al tardear, Sandra
mascaba un chicloso y platicaba con su nueva amiga. A Diana le
gustaron varios alumnos de tercer grado, pero a Sandra le gustó el
maestro de la clase de Química y además le gustó el taxista que
llevó a Diana a su casa después de clase. Le gustaban los chicos
jóvenes trayendo un hawk como corte de pelo; además le pareció
graciosa una pequeña herradura colgando en el espejo retrovisor del
taxi. Alrededor de las diez de la noche, la mamá de Sandra le llamó
a su cuarto para que bajara a cenar y después se durmiera porque ya
era muy tarde. Sandra se despidió de su amiga con un gesto de
desgano y se prometieron ver películas DVD el fin de semana.
Alegres, se dijeron mutuamente adiós las dos estudiantes de
secundaria.
Ya en el martes siguiente, caminando por las calles
de la Colonia 13 de Septiembre de la capital de Veracruz, Sandra se
dirigía todavía grogui hacia la escuela; en la secundaria se
utilizaban menos libros y libretas diariamente, por eso le pesaba
menos la mochila; solo su lonchera no había cambiado; adentro
llevaba una torta de pollo, un plátano roatán y un jugo de naranja
en envase tetra-pack; traía en su monedero jipi de tela, diez pesos
para algún antojo; además llevaba la sonrisa provocada por volver a
salirse un rato de la casa. Llevaba prisa por llegar y platicar con
Diana, sus buenas migas prometían buenos años de estudio, pero lo
importante sería saber si Sandra y su nueva amiga compartirían juntas
el mismo taller. Los talleres en la secundaria, son las horas más
relajantes del estudio porque abarcan medio día de horario escolar;
además solo son prácticas casi casi aprobadas algunas veces si el
alumno ya tiene algun conocimiento de las materias: Cocina,
carpintería o electricidad. Eso se lo había dicho su hermana mayor.
Cuando llegó hasta la
entrada principal de la secundaria, Sandra fue detenida por el
prefecto de la escuela; era un hombre delgado, blanco y con marcas de
acné de la juventud, usaba lentes negros opacos, el pelo de raya en
medio, canoso a medias. Pantalón de vestir gris, suéter gris un
poco más oscuro y una camisa blanca. Calzaba botines de cierre
negros, con suelas y tacones de choclo. Con una voz entrecortada le
comentó.
-Serías tan
amable de seguirme hasta la dirección. Sandra lo siguió sorprendida.
Adentro de la dirección, la alumna de primer grado
esperó unos quince minutos entre los muebles de las oficinas; veía
a varios profesores o empleados de la dirección, marcando todos
ellos sus tarjetones a tiempo, para comprobar la llegada del horario
matutino a la secundaria. Todos ahí llegaban bien vestidos, traían
portafolios y usaban diversas lociones, aromas apreciados por Sandra
en cada vuelta dada por maestros y oficinistas enfrente de ella. ¡Ahí
estaba aquel maestro tan atractivo! Un maestro de Química de primer
año. Alto, blanco; con cejas pobladas y de barba cerrada pero
afeitada, lucía un corte borsalino su cabello negro. Portaba una
camisa blanca con pantalón caqui, a Sandra le pareció un galán de
las telenovelas; aquél profesor de Química platicaba con la
directora de la secundaria y sus miradas se dirigían por instantes
hacia Sandra, luego, volvían a platicar inseguros entre ellos dos
nuevamente. Sandra miró como la directora de la secundaria caminaba
con ultranza por todo el pasillo de las oficinas de la dirección
para saludarla; era una mujer muy profesional, aquello se notaba por
sus modos, usaba un conjunto morado y una blusa color rosa claro, un
maquillaje casi imperceptible, de piel blanca y sin arrugas, usaba
unas zapatillas moradas de tacón medio. Tenía el pelo teñido de
rojo oscuro. -Hola ¿cómo estas, eres Sandra verdad? Sandra sonrío
nerviosa. –Si. Le contestó. La colegiala le ofreció la mano
derecha para saludarla, la directora le correspondió el saludó
cortésmente, pero de inmediato la tomó del brazo derecho con
delicadeza y la dirigió hasta su oficina. Las dos entraron al
espacio reservado para la directora y tomaron asiento con
tranquilidad, Sandra se sentó en una de las dos sillas de madera con
asiento de tela café, enfrente del escritorio de la profesora,
esperaba no llegar muy tarde a su primera hora de clase, una
situación muy importante para los alumnos en las escuelas; porque
después, todo mundo adentro del salón de clases querrá saber
acerca del alumno con retardo y se necesita de un buen motivo para no
volverse objeto de burla; se lo había dicho su hermana mayor. Sandra
miraba la oficina mientras la directora respondía un telefonema en
el conmutador de su escritorio. Observó varias fotos, colgadas en la
pared izquierda de la oficina construida con ladrilllos rojos. La
directora de la secundaria aparecía en esas fotos siempre sonriente
junto con algunos personajes importantes a cargo de la educación
media en Veracruz; las fotos aquellas, rodeaban el título
magisterial de la profesora. Abajo de las fotos había tres macetas
de barro negro con primaveras plantadas adentro de ellas, decoraban
tranquilamente un pequeño librero de madera ensamblado, de forma
horizontal y de color beige; lleno de libros. Al seguir observando la
oficina, Sandra se fijó en la pared derecha, había otro librero de
madera beige ensamblado, mas grande aún. Lo habían llenado con
tomos de enciclopedias de forro café. A ese librero de madera además
lo habían adornado con fotos familiares. Sandra imaginó ver en esas
fotos a los hijos o a los familiares de la directora, gente sonriente
y ligera. Ninguno de los dos libreros tenía polvo. Fijó su mirada
en un archivero metálico de tres cajones a lado del librero grande.
Arriba del archivero, Sandra miró una maceta de cristal con una
planta de agua inmóvil. La ventana a espaldas de la directora de la
secundaria, estaba decorada con persianas largas y de color hueso;
las cuales se encontraban todavía cerradas aquel día martes.
Mientras checaba la Laptop de color rojo metálico de la directora,
un modelo HP 14-ROO4; la alumna de primer grado creyó oler a canela
en el ambiente de la oficina. Para la opinión de Sandra, era una
oficina muy elegante; enfrente al escritorio escuchaba como la
maestra hablaba acerca del horario de clases o de algún salón de
segundo año. Sandra se sentía algo especial y algo cohibida al
estar ahí sentada. ¿Cuánto tiempo necesita uno para llegar a
tener un fino escritorio y una oficina así? Al fin libre del
telefonema, la directora miró a Sandra por algunos segundos. Después
le habló con voz afectuosa y nada familiar.
-Se, por varias personas, que ayer estuviste
actuando muy raro y en muchas ocasiones a lo largo de las clases.
Sabes, a veces los alumnos se ponen muy nerviosos cuando llegan a
estudiar al primer año de clases. Mira Sandra, me dijeron que te
vieron varias veces el día de ayer hablando sola. ¿Es un amigo
imaginario o sufres de algun síntoma que necesitemos saber de ti?.
Además, me gustaría hablar con tus padres sobre esto. La directora,
con firmeza en la voz, le comentaba el motivo de la charla a una
Sandra cada vez mas pálida.
-Solo hablé con Diana y
con Fernanda y otras compañeras en el descanso. Trató de explicarse
Sandra mientras balanceaba su lonchera con las manos, sintiéndose
justificada entonces, percibió un olor a pollo mezclado con un olor
a plátano y canela en el ambiente. La directora, hizo pasar a su
secretaria para ofrecerle a Sandra un vaso de agua y obtener para si
el número de teléfono de la casa de los padres de aquella alumna de
primer grado. Miró a Sandra con una actitud de reto.
-No es bueno decir
mentiras a las personas señorita. Estoy a punto de llamar a tus
padres, porque los que te vieron hablando sola todo el día de ayer
oyeron que mencionabas el nombre de Diana; pero, da la causalidad, de
que Diana no existe en nuestras listas de estudiantes, ni en la lista
de tu grupo ¿eres del grupo F, verdad?. Sandra asintió más
nerviosa cada vez. Sintió deseos de salir de la dirección para
traer hasta la presencia de la directora a Diana su amiga,
seguramente ella se encontraba en el salón de clases y no le
haría quedar mal ante la directora de la escuela. Con
un temperamento duro, pero cortés, le propuso entonces la maestra
directora a Sandra regresar a la casa de sus padres, volver junto con
ellos; además de traer los resultados de un chequeo médico general
y de sus facultades mentales si era posible, o algún dato médico
antecedente a esas crisis en su persona. Sandra replicó, le propuso
con una cortesía nunca antes empleada por ella el traer a su nueva
amiga hasta la dirección para demostrar su cordura, o como Sandra
decía.
-Para que vea que no es
mentira.
La directora de la
secundaria, inquieta por tomar una decisión, llamó al prefecto de
la escuela para poder comunicarse con la tal Diana. El
prefecto entró a la oficina de la directora; sacudido por la
noticia, fue muy discreto al sentirse molesto por la conducta de
Sandra, hizo equipo junto con la directora para así mostrar su
incredulidad ante la alumna de nuevo ingreso. -Nadie ha hecho esto
antes en la escuela. Le dijo a la profesora; aparte le mencionó el
no poder buscar a esa Diana en los salones porque esa alumna
simplemente, no existía. La directora asintió con naturalidad. Para
demostrar la mala actitud de Sandra, marcarían entonces el número
de teléfono de aquella amiga imaginaria. El prefecto se encargó de
hacer la llamada. Sin aspavientos marcó el número, le contestó un
voz de mujer y le preguntó al prefecto amablemente quién le
llamaba, por ser un número de teléfono desconocido para ella y para
su móvil. El prefecto preguntó entonces por la amiga -imaginaria-
de Sandra llamada Diana, alumna de la escuela Secundaria
Federal 5 del salón primero F. Al presentarse como prefecto de
aquella institución, logró conseguir la atención de la mujer en el
otro lado de línea, quien dijo llamarse efectivamente Diana pero sin
tener ninguna hija en aquella escuela ni con ese nombre, aparte le
comentó: La única Diana viviendo en este domicilio soy yo.
Pero ya tenía 34 años. Bien cumplidos en Diciembre. Habiendo
cursado la secundaria en la Federal 5 hace ya mucho tiempo,
mas sin embargo, en efecto, le tocó cursar sus estudios secundarios
en un grupo F; pero de aquellos años de secundaria ya había pasado
mucho tiempo. El prefecto, miró a Sandra por segundos alargados y
con los ojos como platos, con una mueca en el rostro le preguntó
cómo era su amiga. Sandra, dueña de la situación, les describió
hasta la pecas de Diana, su voz, su pelo, hasta sus apellidos:
Espinosa Domínguez. Aparte, Diana vivía por el Castillo.
La señora Diana al otro lado de la línea le confirmó al prefecto
(ya éste con la cara apachurrada) las señas físicas, la dirección
de allá por el Castillo, sus apellidos; pero con la
condición -le dijo la Diana madura al prefecto- de no estar en medio
de una llamada de soborno, los apellidos dados por aquella señora
fueron los mismos: Espinosa Domínguez. Los apellidos y los demás
datos eran correctos. Disculpándose, el prefecto dejó toda la
responsabilidad de esa llamada para “la mala actitud” de una
alumna mal intencionada. Haciéndole notar a la Diana madura la falta
de tacto de aquella alumna para involucrar a alguien externo en una
conducta nociva. Sandra, miró al prefecto con desprecio mientras
tomaba un poco de agua. El prefecto ya no podía hacer nada, miró a
la directora pidiéndole una solución, la directora solo agachó la
mirada. El prefecto se despidió de la señora Diana Espinosa
Domínguez de una forma pomposa, poniendo el honor de la escuela
secundaria de por medio para no tomar a esa llamada como una broma de
mal gusto, o algo peor. La directora de la secundaria le pidió salir
a Sandra de la oficina, Sandra salió sintiéndose como un campeón
en medio de un Vale Todo, quedándose la maestra tan solo en compañía
del pálido prefecto. Los dos hablaron durante siete minutos. Al cabo
de ese tiempo, la directora salió de la oficina junto con el
prefecto y le pidió a Sandra, con una actitud profesional,
volver a sus clases regulares.
Sandra entró al salón de clases pero nadie la
notó. El grupo de primero F tenía clase de Inglés. La maestra de
Inglés, dio permiso a Sandra de sentarse en su lugar, al mismo
tiempo seguía leyendo un texto en el idioma de Shakespeare, sin
detenerse, para no interrumpir la concentración de los alumnos.
Sandra se sentó en su banca y miró alrededor del salón para ver si
veía a Diana. No estaba. Al lado de Sandra, solo había un alumno
gordo con gafas carey de imitación. No estaba conforme, sacó su
libro de Inglés de primer año de su mochila, al momento de abrirlo
terminó la clase con el murmullo clásico de los alumnos en los
salones esperando el cambio de materia. Algunas compañeras de clase,
mientras llegaba el siguiente maestro, abordaron amigablemente a
Sandra, dos de ellas tratándola como rarita, entre chistes o risitas
burlonas le comentaron los objetivos vistos en la clase de Inglés.
Sandra se disculpaba y medio sonreía, tratando de seguir la charla.
A Sandra no le gustaba
la idea de una Diana no existente; porque hasta se había
quedado con su pluma-linterna; la sacó de su porta-lapiceros,
observándola guardó la pluma linterna con mucho cuidado, tratando
de no maltratar ese recuerdo; entonces, con cierta dignidad en sus
adentros, sintió ganas de hablarle por teléfono a Diana al
final del horario de clases de aquel martes. Ella tenía su teléfono;
no podría equivocarse. Mientras las horas de estudio de aquel día
se volvían pasado, Sandra no se notó en ellas. No hizo ningún
apunte de las materias en sus cuadernos. Regresó a casa después de
despedirse de algunas de sus compañeras afuera de la escuela
secundaria, al darse la vuelta oyó al avanzar detrás de ella
algunas risas burlonas. No podía evitar aquello, seguramente la
agarrarían de puerquito por todas esas circunstancias; ya sin
soluciones, al volverse a la casa, se encaminó por la acera de la
avenida Maestros Veracruzanos y vio estacionado al taxi verde y
adentro de la unidad al chofer mohicano. ¡Era el mismo taxi abordado
por Diana el día anterior! Esperando enfrente de la secundaria.
Sandra no tenía dudas, era el mismo taxi, lo sabía porque ella
había anotado mentalmente el número de la unidad, por si las
moscas. Miró al mismo taxista atractivo. Joven y flaco, moreno,
con el pelo mohicano y de apariencia inofensiva. Miró la herradura
colgando de su retrovisor. El taxista, apenas la notó como un
prospecto de pasaje, pero con parsimonia la ignoró por ofrecerles a
otros alumnos una corrida en la unidad color verde y blanca,
haciéndoles señas a los estudiantes con la mano derecha sobre el
volante del automóvil.
Al llegar Sandra a casa de sus padres, la recibieron todos sus
familiares con las bromas de siempre; por el frentazo aquel, se alejó hacia su cuarto sin noción del momento, sin interés
por convivir con la familia. Adentro de su cuarto, aventó su mochila
a la cama, se miró al espejo y se quitó una dona sujetadora de pelo
color naranja, se quitó su camisa de la secundaria, su camiseta, con
desgano se quitó el sostén y el resto del uniforme. Bajó de su
cuarto vistiendo una camiseta azul pastel y un short amarillo con
sandalias tipo gallo de color verde claro. Con rumbo a la
cocina, le pidió a su mamá no distraerla de sus tareas escolares.
Al mismo tiempo, se sirvió en un plato plano de plástico una gran
rebanada de flan napolitano. Guardó el refractario con lo que
sobraba de flan en el refrigerador. La mamá de Sandra, sorprendida
por el tamaño de aquella rebanada de flan; le mencionó los peligros
de engordar por tanta azúcar. Sandra no la escuchó. La luna
xalapena, junto con la música de la radio acompañaron a Sandra
aquella noche. Jugueteaba con la pluma-linterna de Diana. La
capital de Veracruz, llena de luces, fue visitada entonces por una
lluvia nocturna; constante y menuda.
20 de Agosto de 2014
Funzi
9/9/14
Leyenda Urbana
“Todos los enemigos de la diferenciación vienen a serlo del progreso; es natural por ende, que consideren la originalidad como un defecto imperdonable”
José Ingenieros
Para Gustavo Adrián Cerati. Por su Art-Poetic
y por hacerme tan feliz en mi adolescencia.
El Buda del Trabajo
Juan es el Buda del Emprendedor. Un día,
encendió un cigarro al salir de su trabajo y volvió loca a toda la
ciudad.
Juan no era el gran Buda
Sakyamuni, enorme maestro espiritual de un parte de los
habitantes de este planeta. Juan mucho menos era el Buda Maitreya,
el maestro tan esperado por la Sanga en estos raros tiempos modernos.
Tampoco era el Buda de la Suerte, ese Buda rollizo siempre
alegre, dispuesto a ayudar en los negocios o en los hogares; presente
en los puestos del mercado donde se ofrecen amuletos o recetas de
yerberos y de curanderos. Juan era el Buda del Emprendedor. Le
delataban sus aptitudes naturales: Una habilidad para trabajar tan
propia de él y tan evidente; su destreza, su disciplina, su respeto
hacia los demás compañeros de trabajo; una actitud tan amable como
desprendida a la hora de convivir entre los suyos; todas esas
virtudes le daban la oportunidad de situarse en un lugar especial en
el escalafón de las nóminas. Entre los empleados regulares y de los
jefes menores; entre los dueños de las empresas o de los negocios
locales y entre los subordinados. Aparte Juan no era un Buda del
Emprendedor común y corriente; la mayoría de los Budas del
Trabajo quedan atrofiados de sus capacidades mentales por tanto
trabajar con el paso del tiempo, la horrible competencia en los
trabajos los absorbe y los vuelve un mero desecho inservible.
Reciclable.
A esas virtudes
naturales otorgadas a Juan, los demás empleados de su trabajo las
imitan de forma constante; porque los hombres en este mundo nacen con
la habilidad para poder hacerlo; en su naturaleza está el imitar
virtudes para sobrevivir a su entorno. Un entorno en el cual los
empleados comunes de los negocios no trabajan bien, porque no les
pagan bien; otra manera de decirlo sería el que los empleados “hacen
como que trabajan” porque los dueños de las empresas “hacen
como que les pagan” a la hora de repartir emolumentos. Así,
todo se resuelve en una jornada laboral fincada en el odio; el
odio de los de arriba hacia los de abajo y de los de abajo hacia los
de arriba; un odio convertido en rutina. Algunos expertos le llaman a
esa practica inmisericorde Bullyng laboral, otros la
definirían como una cruda tortura psicológica.
Los empleados y los
dueños de los negocios viven mirando a las horas pasar en un
reloj-artesanía. Un reloj-artesanía que tiene en vez de números
para marcar las horas doce máscaras de antiguos personajes del
Aztlán, propios de las culturas pre-Colombinas; anteriores a esta
época. Máscaras de tigres, de leopardos, máscaras de palma, de
reyes antiguos con tres ojos, de madera o de hierro. El placer y el
odio conviven en estas tierras, entre los millares de negocios o de
empleos. Todos los hombres de las oficinas usan máscaras; las usan
aparte las amas de casa, los dueños y los empleados de los locales
de comercio, los universitarios, los hampones, miembros de la
delincuencia organizada.
Los Gobernadores de
estas tierras americanas hacen de la industria privada una carta
fuerte para provocar la abundancia económica en las comunidades. A
la industria privada le otorgan amplios beneficios tributarios para
poder realizar sus actividades comerciales. ¿Los empresarios? Viven
felices y prosperan. En sincronía, los profesores de las escuelas
preparan a los alumnos (futuros hombres y mujeres) para hacerlos
subir a través del escalafón laboral, para encontrar estos futuros
hombres y mujeres un lugar donde poder asentarse. Ya instalados en
sus plazas laborales, podrán realizar los deseos ocultos de sus
mentes. Los estudiantes en aquellas escuelas, solo aprenderán trucos
para poder sobresalir a base del odio y de la rutina; volviendo a
esas prácticas algo común en todas las empresas, como una constante
general. No se puede vivir en medio de esas máscaras surgidas desde
el odio y desde el placer, porque las comunidades harán de los Budas
Empresariales (como lo es Juan) meras máquinas destinadas para
su servicio; les hackearán sus cerebros para saber de sus
secretos y así poder vivir tranquilos en sus puestos o en sus
oficios; imitando las habilidades del
Buda del Trabajo para sobresalir en los negocios. Llegará el momento en que la sociedad, actuando como unos verdaderos Crackers (ya no como Hackers) mandarán a los Budas del Empleo directo a los hospitales psiquiátricos por tanto utilizarlos y si lo anterior expuesto no ocurre, los Budas del Trabajo se volverán inactivos, como un modo de sobrevivir, alejados del peligro de las empresas para no perder la vida.
Buda del Trabajo para sobresalir en los negocios. Llegará el momento en que la sociedad, actuando como unos verdaderos Crackers (ya no como Hackers) mandarán a los Budas del Empleo directo a los hospitales psiquiátricos por tanto utilizarlos y si lo anterior expuesto no ocurre, los Budas del Trabajo se volverán inactivos, como un modo de sobrevivir, alejados del peligro de las empresas para no perder la vida.
Los métodos concretos y
armónicos existentes para examinar a un individuo dentro de una
comunidad, sin producirle ningún daño psicológico, son las
actividades deportivas o las ciencias, las religiones o las escuelas.
Desde ahí se pueden apreciar las conductas no deseadas entre los
individuos y podemos notar la magnitud de sus actos y de sus deseos;
de esa forma se les examina sin dañar al individuo común o a algún
Buda de los Emprendedores. El insistente ajetreo actual en los
negocios o en las empresas, vertido en el Buda de los Negocios,
solo le provocará penas y sufrimientos; muy diferentes a una ruptura
amorosa o al no ser parte de una familia tradicional siendo el
individuo un huérfano, o penas y sufrimientos muy distintas a la
falta de empleo o a la falta de cariño. El acoso vertido por la
sociedad en el Buda Empresarial aparte de ser criminal, es una
barbarie. La mente de ese Buda, predispuesta a sobrevivir en
su entorno, no querrá estudiar ni querrá trabajar en medio de tanto
odio; formará conciencia y se volverá un guerrero entre las masas;
dispuesto a luchar para conseguir su libertad. La sublime enseñanza,
bien aprendida por el guerrero, le mostrará al Buda de los
Emprendedores la imposibilidad de volverse alguien mejor; se
mirará como el musgo, el cual no puede ser piedra o no puede ser
árbol; viviendo tan solo de alimentarse de aquellas materias de una
forma intermitente. Una vida nada sencilla; le será difícil
llevarla a cabo. El Buda de los Empresaurios para poder
subsistir, elegirá oficios o carreras mediocres; obtendrá trabajos
fáciles, donde nuestro Buda Empresarial no aprovechará sus
virtudes otorgadas tiempo atrás. El odio constante (como ingrediente
principal en la sociedad) le impedirá a aquellos Budas
superarse en la vida; vivirán en medio de una falsa argumentación,
abrevarán de los deberes y de las responsabilidades para con la
comunidad, mas aprenderán con remordimiento los trucos malditos de
la sociedad, esos trucos les servirán para salir avante de las
situaciones de convivencia dentro de la comunidad; los realizarán
para poder respirar; ese será su máximo logro en la vida; ese
bochornoso objetivo solo los hará verse como unos gentiles-hombres
en medio de situaciones degradantes para el género humano; en todo
lo largo de ese camino, huirán de las masas en cuanto puedan, sin
ser requeridos ni recordados por la sociedad. El destino elegido por
el Buda Empresarial será muy peligroso; todos los caminos le
llevarán a Roma. Aquellos sinuosos caminos situarán al Buda de
los Empresarios en un lado u otro de la discordia moderna. Los
hombres y las mujeres tan llenos de rutinas, vivirán utilizando al
Buda de los Empres-arios de una forma cruel, porque en los dos
lados de la batalla (para sobrevivir en este mundo) no existe un
rostro lleno de perdón y lleno de amor aún hoy descubierto,
distante de las caras de guerra. No existe ningún hombre en la
actualidad inmerso en la sociedad moderna, mostrando al mismo tiempo
su rostro de misericordia o de perdón.
La sociedad moderna, no
sobrevivirá solamente con las industrias y con el intercambio de
tecnología, dejando olvidadas a las otras bases o raíces de su
origen en este planeta.
Juan pegó en la pared de su cuarto varias páginas
de diarios y de revistas con poemas en su contenido; páginas de
viejos libros de poemas. Las pegó sin orden alguno en las paredes de
su cuarto; observó como cada uno de esos poemas empezaron a flotar
dentro de su habitación. Supo lo que pensaban los hombres y
las mujeres habitantes del mundo moderno y del pasado; escuchó la
opinión de los poetas jóvenes y de los poetas viejos, en cada
minuto de aquel día o en cada máscara del reloj. Escuchó y
descubrió los ideales de los hombres Budas como lo era él.
Encendía cigarrillos adentro del cuarto como reflejo, para liberarse
del histrionismo de la sociedad. Juan nunca usó a las máscaras para
poder vivir, tan solo utilizaba a las palabras a lo largo del día.
Día tras día.
5 de Septiembre de 2014
Funzi.
5/9/14
Pensamientos de un Cargador
III
Cumbre Abya Dala de Comunicadores Indígenas.
El
tercero de los encuentros de comunicadores indígenas Abya Dala
(Sangre Nueva) se llevará a cabo en el hermano país de Bolivia
(allá en la patria grande) en el 2016. Antes de este esperado evento
por sus claras repercusiones para todos los pueblos americanos se
llevará a cabo en este mes de Septiembre una pre-Cumbre de
comunicadores indígenas de igual forma en Bolivia desde el 17 al 20
de Septiembre de 2014. La mayoría de las poblaciones y sociedades
americanas acabamos de salir vivos de los grandes consorcios y
empresas internacionales de fútbol. El mundial dejó increíbles
jugadas de fútbol, increíbles días de sol y playa; pero
desafortunadamente dejó muertos y a mucha de la población étnica
en Brasil le causo un grave daño. Pereciendo un número considerable
de indígenas habitantes originales de las tierras brasileñas
antes y durante las actividades mundialistas. Se gastaron catorce
millones de dólares en gastos para la infraestructura, cuatrocientos
millones de dólares en la reconstrucción del Maracaná, seis mil
personas fueron asesinadas por las protestas, otras personas
desaparecidas, favelas en protesta por la represión policial,
prostitución en las calles y en los centros corporativos, además de
planes de acciones guerrilleras en Brasil. Para la mayoría de los
comentaristas, quitando el Brasil-Alemania, fue el clásico
mundial de fútbol soccer.
Realicé una entrada
para el tema de las comunicaciones indígenas y de los oprimidos o
minorías anteriormente; ahí proponía una buena integración del
trabajo en apoyo de los ecosistemas por parte de las comunidades y de
los medios de comunicación ya existentes, además una búsqueda de
espacios desde la posición de los artistas de diferentes géneros y
así provocar una pequeña avanzada cultural dado que la
juventud es mas receptiva hoy en día y no solamente vive de la
internet. La libertad de los jóvenes estudiantes en la escuela es
una oportunidad para encontrarse con los pueblos y tratar de saber el
por qué y el cómo han vivído sufrimientos las minorías y las
comunidades indígenas. El aprovechar sus espacios culturales les da
la oportunidad de participar en el mundo real con temas reales. Desde
la endoculturación pasaríamos a la propuesta original o personal de
los estudiantes y así de verdad se comunicarían con los habitantes
de sus comunidades. Haciendo algo diferente en esta ocasión, primero
recordemos. Hablamos en la entrada de hace un año de la necesidad
del acercamiento de las minorías con los medios de comunicación de
cualquier rango (universitarios, estatales, federales etc.) para
poder tener un espacio donde podría conocerse mejor la comunidad. La
diferencia en este segundo escrito acerca de los medios de
comunicación y las comunidades ahora serían los medios de
comunicación enfocándose en solucionar el problema de la falta
de comunicación de las etnias y de las minorías. El ingresar a sus
comunidades con proyectos de información mas competentes y de igual
forma emanados desde la juventud estudiante de las comunicaciones.
Los medios de comunicación son competentes porque hacen llegar los
productos ofrecidos por estos medios a todos los rincones de las
patrias, haciendo negocio y demostrando efectividad. No podemos
hablar de una mala televisión si no de malos conceptos alrededor de
ella, ni de malos o mediocres avances en las comunicaciones. La
televisión esta viciada para poner un ejemplo claro y rápido; por
tener ya sus años en las comunicaciones se le mira como una mala
manera de comunicarse. Solo son puntos de vista externos; desde la
mirada de la ciencia de la cual nos debemos apoyar el resultado de
conocer lo que pasa en casi todo el mundo y la manera de poder
accesar a esa información, hacen que los medios de comunicación
sean necesarios, pero compiten las diferentes cadenas de comunicación
para promocionar productos degenerados desde su origen. Estos grupos
de productos o lenguajes se diseñan, se compilan y se empaquetan
para hacerlos agradables y la gente a través de estos medios de
comunicación no podrán elegir otro producto aparte del paquete de
información, de entretenimiento, muneficiente o no muenficiente
mostrado en el medio de comunicación. No lo podrán elegir por que
no hay otro producto. La importancia del telévisor fue el momento en
que la noticia llegaba hasta los hombres. Internet supera esta
rapidez.
Un medio impreso en
cambio, es el compañero ideal para la gente que viaja por sus
aportaciones al lenguaje y la cultura de (llamándolo así) el bien
personal y colectivo; porque no produce ningún ruido, puede
accesarse o desecharse cuando uno quiera y puede producir en el
hombre además un impulso de creatividad y diversión colectiva o
singular. El medio escrito es la llave de creatividad y las imágenes
audiovisuales solo representan en un logro efímero en la memoria de
nuestro cerebro, aunque su impacto cultural sea igual de importante,
la palabra queda entonces como una fuente inagotable (si se usa para
nuestro presente) al mejorar las opciones de soluciones y motivación
entre los buscadores de la gloria. La televisión hace años que es
odiada y los que la siguen y la representan solo repiten lo que se
hizo hace ya muchos años atrás en ella.
Nuestros jóvenes de
ahora, realizan sus deseos mas rápido a los chicos de los años
sesentas u de los años ochentas. La entrada de las etnias a los
medios de comunicación enriquecería la parte creativa (o su
comunidad obtendría viejos vicios de los medios de comunicación)
para solucionar los problemas de sus ecosistemas y la falta de apoyo
por parte de los gobiernos. El riesgo de entrar a formar parte activa
de una sociedad es la falta de disciplina. Porque siendo disciplinado
un pueblo puede soportar el olvido y puede soportar las nuevas formas
de consumo; si el medio de comunicación convive amistosamente entre
los habitantes para conocer los problemas de la comunidad y no solo
como acto publicitario, las comunidades con esa herramienta
elaborarían un proyecto de sociedades encaminadas a encontrar
beneficios y respuestas a aquellos problemas. Así en vez de ser
secretarías de la ventanilla del juzgado, la prensa convive con la
comunidad y la fría burocracia intelectual en los medios de
comunicación desaparece. Las soluciones de dejar entrar dioses
extraños a nuestras ya de por si golpeadas ciudades, luego perder el
reino por errores humanos no es nueva, el peligro está en la palabra
vivir, como en una canción de Fito Páez, pero los pueblos deben
actuar pronto, los medios de comunicación de igual forma junto con
sus artistas para salir de este sinsentido actual. Así, oimos lo de
siempre: En México se ha echo televisión desde los años
bla-bla-bla blá y que no la quiere la gente desde los años
bla-bla-bla blá y recientemente se acaba de realizar una buena
producción donde se movieron tapetes de las malas conciencias, y
sonrojó buenas conciencias y bla-abla-bla-blá. Llevo años
oyendo de mejores producciones a través de la televisión (ahora le
volvió a tocar a Tepito), quitando los malos programas de televisión
(porque los hay señores) la televisión históricamente ha dado
buenas produccciones. El arte no tiene porque gustar, pero lo único
malo es el sistema (mas no tele-sistema) donde se genera. Porque
sexenio a sexenio le quitan las partes importantes propias de cada
medio de comunicación que constituyen piezas importantes en la
estructura comunicativa por primera vez presentada de esos viejos
modelos de comunicación. Tenemos un modelo a medias y con gente
amateur haciendo lo que ya se a hecho, o se disfrutó hace algunos
ayeres. Ahora le dan una cara de kareoke a toda produccción
televisada, o se proponen matanzas como única solución a nuestros
problemas a través de las series. O se inventa la realidad con los
reality-shows.
Buscando ideas para
publicar en la Internet, encontré en este año varias maneras de
convivir como medio de comunicación entre las comunidades. Encontré
al periodismo Bonzo y lo recomiendo; quizás en la ciudad sea
una peligrosa forma de hacer periodismo al correr tantos riesgos los
comunicadores; pero en establecidas áreas de comunidades esta
convivencia (del tipo Bonzo) daría una idea completa de cómo viven
nuestros pueblos hermanos y de cómo resolver nuestros problemas.
Para colmo, la buena
televisión cuesta verla, por que ahora ya todo lo dan por antena
parabólica.
Programas objetivos,
subjetivos, espejos, espejismos, programas morales, amorales, pero
todo cercano a nuestras habitaciones con un costo. La razón es
sencilla para no ir tan lejos, todo se vende: la virtud, y la pereza,
la violencia y el odio. Desde ahí todo sería mentira, pero la
información no se pude transformar en producto. De alguna manera de
ser así sería solo una ilusión todo lo televisado, lo bueno y lo
malo.
La historia artística
que desemboca en los proyectos audiovisuales comunicativos en México
aún se puede salvar de la ondas de televisoras extranjeras, que pide
a gritos una intervención en los países árabes como enemigos de
los grandes consorcios capitalistas, corriendo el riesgo de heredar
manías y pensamientos de las clases mas violentas por sus métodos
para lograr con violencia lo que con nosotros han logrado con deudas
y empatía con nuestras clases mejor acomodadas. Además no olvidemos la educación por televisión donde la mayoría de programas son
realizados por expertos profesionales. El problema es diverso, tan
diverso como cada una de las personas que mira un televisor, lee un
diario, escucha una radio. La manipulación de los horarios
televisados de la que hablan los varios espacios de comunicación por
ejemplo, es el resultado de una suma de poderes que han encontrado
métodos para hacer más extenso su territorio y su hegemonía.
Hablemos de que no es un mal programa, está muy bien echo y con la
tecnología de punta; pero podemos hablar de una deficiente
observación psicológica o legislativa de las necesidades del
individuo. No saben lo que necesitamos para decirlo rápidamente.
Como otro ejemplo un
programa amoral, pretende provocar una reacción en los espectadores.
Nada fuera de lo común. Una conducta se advierte como algo
subjetivo. No tiene importancia hasta que el televidente toma una
decisión moral, más allá de una simple opinión. Esta manipulación
de consorcio llegan a las redes sociales por las leyes que se
pretenden iniciar en varios países de primer mundo haciendo lo mismo
que hicieron con la televisión. Propagar leyes para la futuros monopolios de la Internet manejando y supervisando los contenidos. sin olvidar que el origen de Internet es militar. Pero aparte de los consorcios
dispuestos a monopolizar cualquier forma de comunicación, se
encuentran los hombres y mujeres que le dan mal uso a la red con
contenidos degradantes para los ideales de la sociedad.
Una solución son los
partidos políticos; los cuales pueden pagar (con dinero del pueblo) espacios para el convencimiento de las personas para que voten, se
afilien y puedan tener conocimiento de las ventajas de uno u otro
partido. Cuando un partido político represente a los productores
reales de la riqueza en la nación se encontrarán con las leyes
siempre ahí, esperándolos para poder solucionar las bases comunicativas de la
nación; las cuales al ser monopolizadas detienen el proceso
artístico de la comunidad. La valoración para beneficio de los
pobladores respecto al producto sería una cuestión del individuo
quien elija o pueda ser elegido para llevar a cabo las soluciones. No
encontramos malos programas por la tecnología avanzada y los temas
que ahí se tratan. Encontramos mala información por la voluntad del
hombre en tomar partido para beneficios propios. Así vemos
como se ha vuelto el medio de comunicación en otra forma de
coyuntura. Parte deuna lucha de poderes. Lo más sano sería no ver
la televisión. La historia de la televisión es la empresa y el gran
público que tiene libertad de elegir su televisión pero no puede
elegir por no saber dirigirse en sus canales artísticos. Conocemos por
los viejos que de muchas facetas del Arte no se puede vivir; desde
pintores hasta bailarinas; desde historietistas hasta locutores. El
verdadero problema en los espacios herméticos de la comunicación es
la voluntad de no querer abrir espacios y los que se abren son
espacios con la lógica de un poco de “algo” para toda una
mayoría. Algo que solo a mi me gusta, porque es mi empresa. Yo quisiera poder ver a todas las partes del TODO hablando
en el mismo tenor de otras partes en los mismos tiempos, con las
mismas oportunidades en los medios de comunicación. Debemos correr
el riesgo de hacerlo, sin dejar de recordar la estructura de un
ecosistema. Sin sus partes completas no se puede tomar ni como
práctica cultural un programa por la televisión o un ensayo escrito en los periódicos; por
que la gente no tiene una visión completa de los problemas de la
sociedad. Para descifrar aquello de tomar partido necesitamos
el perdón y la libertad.
Démonos la libertad de
pensar en el arte de la esculturas, los pueblos humanos las han
realizado a lo largo de la historia y seamos sinceros con las
estatuas de piedra ante nosotros en este momento expuestas. De
increíble belleza, es el arte de hombres quienes nunca se pusieron a
pensar en lo caro de la gasolina. Entonces, si lo sólido de la
piedra es la Fe en algo; el beso, las tablas de la ley, Jesucristo,
los edificios de los jueces y los mausoleos, esculturas
pre-colombinas, monumentos orientales, tratan de acercarnos a la Fe
del hombre expuesta en algo sólido, piedra, algo sólido que
representa la Fe. Si encontráramos otra forma de poder realizar
nuestro acercamiento hacia la Fe, no veríamos como algo necesario
crear entonces en roca de mármol porque la luna es nuestra roca, la
teoría de construir en roca es para animarnos a realizar entonces
nuestro acto de Fe en la noche con igual impetú de como fue
realizado en el día. Así la roca es nuestro faro, donde se guían
los hombres en el viaje nocturno, con los rayos de sol (ahora de la
luna) iluminando la oscura noche.
Ahora, en estos mismos
segundos muchos seres humanos se vuelven terroristas para grupos
beligerantes en el Oriente y en el Occidente. Recordemos como al
respetar las leyes de su Dios celosamente, recibirán la compañía
de miles de Vírgenes en el Aztlán de los hombres musulmanes ; al
verme en ese problema, noto cómo se les insinúa entonces de la
llegada de miles de Eras de paz y de amor a este palneta. No de la
oportunidad de aproximarse a la altura de un Califa Psiconauta.
Volvamos al pensamiento anterior, yo como individuo no debo de
olvidar nuestro Super-objetivo, como menciona el maestro Pasteca;
ese Super-objetivo debe ser la hipótesis perfectible de un poder
supremo. Luego, sigo viviendo con esa idea diariamente, el
pensamiento y su obra, la palabra y el hombre, el Cosmos, mediante
las conservación de los ecosistemas.
5 de Septiembre de 2014
Funzi
4/9/14
3/9/14
Poesía de Dorothy Parker
Si las flores les denegaran su pálida miel, las abejas
no podrían sino pasar hambre y consumirse;
y el musgo no puede vivir arrancado de los árboles,
ni el muérdago trenzarse con sus bolitas de cera.
De no ser por la luz del sol, los pájaros no cantarían,
y el cielo no se mostraría nunca azul.
Pero de todas las obras de la Naturaleza,
la más maravillosa es qué bien me las apaño sin ti.
¨Meme de entre semana patriótica
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1/9/14
Leyenda Urbana
La fiesta
prohibida
- Antón, debes de invertir en mercancea como yo lo
hago. Deja los animales pa después.
Te prestaré dinero pa que puedas empezar el negocio
y varios clientes míos desde ora serán tuyos.
No le pudo cambiar la suerte a Antón de mejor
manera, la plusvalía generada por la venta de los artículos de piel
fue muneficiente; llegando a no darse abasto con los pedidos. Buscó
con curia quién le ayudara en aquel negocio para aprovechar esa
buena racha en las ventas. Contrató choféres para volverlos
vendedores; compró dos camionetas con camper Nissan semi-nuevas. A
los seis meses cambió esas camionetas por otras unidades de agencia
–marca Nissan- de tan bien que le iba. Pasaron los años; Antón
planeó dejar las rutas del comercio de artículos de piel para sus
empleados solamente. Los empleados llegaban a la casa de Antón desde
temprano por las unidades y por los pedidos de peletería. Lavaban
las unidades en un car-wash como a las ocho de la mañana; allí se
ponían de acuerdo los vendedores junto con Antón su jefe; quién
repartía las rutas de acuerdo a la habilidad de cada vendedor. El
negocio prosperó, Antón compró otra camioneta Nissan de agencia
para así formar una flotilla muy dinámica. Con sus tres unidades de
reparto, los empleados recorrían las comunidades y ofrecían los
artículos de piel; Antón ya casi no salía a las comunidades junto
con los vendedores de ruta, pero se daba un tiempo a veces para
acompañarlos y así seguir teniendo una buena relación con los
clientes. Uno por uno, visitaba a sus clientes y los saludaba,
solventando las quejas surgidas de aquel negocio de peletería. Para
Antón, la vida consistía en trabajar entre semana y convivir con
sus parientes los sábados y los domingos. A Antón le encantaban las
mujeres jarochas del puerto de Veracruz. La necesidad de jarochas y
el negocio de tafiletería y peletería ya bien organizado le daban
ánimos para salirse de Jalapa y vivir en el puerto jarocho. La
familia de Antón era oriunda de Trapiche del Rosario y por esa
situación no querían a un Antón viviendo en el puerto. Pero Antón
mantenía un desarraigo latente desde su juventud; vivió solo los
años de estudio de la escuela preparatoria y de la Universidad en la
capital, gracias a su negocio, se había comprado un terreno y
construyó una casa por allá por Finanzas del Estado; cerca de la
salida a Banderilla, lo que ahora conocemos como el libramiento. Los
viajes de negocios a Naolinco los realizaba cada fin de mes. Así,
mientras los empleados viajaban por todo el radio de comercio
establecido por Antón, este visitaba los comercios en Xalapa;
manejando una camioneta Ram de color rojo último modelo. Aquellas
rutas de comercio ya establecidas le daban la oportunidad a Antón de
mejorar el servicio en sus ventas, lo más importante para Antón era
el no perder a sus clientes, esa vieja clientela heredada de su
abuelo.
Mira mi ´jo – le decía don Pedro Gutiérrez
Vega.- Todo negocio al ojo del amo le va bien, la cosa es no dejarlo
caer; las parrandas y los malos tratos con la gente, acaban con los
negocios.
Así, Antón no se dejaba llevar por las buenas
parrandas y por los malos tratos. Bebía con amigos muy cercanos a su
familia y siempre estaba atento a las oportunidades hacendarias, para
no pagar demasiados impuestos. Los amigos de la Universidad le daban
buenos tips para evitarlos. Antón siempre les regalaba algún
souvenir costoso a cambio de aquellos favores: Una chamarra, algún
sombrero, a veces carteras o cinturones muy finos. Por ello nadie de
sus familiares y amigos quería ver a un Antón lejos de ellos,
viviendo en el puerto de Veracruz. Precioso puerto caballeros.
Aquella estampa de
ganadero, lo había vuelto famoso entre los suyos, traía el bigote
abultado, siempre calzando botines y vistiendo camisas de manga
corta, gastaba mucho dinero en pantalones casuales por aquello de su
trabajo: Antón siempre los echaba a perder. Vestía a diario ropa
nueva, usaba relojes caros y cadenas gruesas de oro. Tenía los
brazos nervudos como de camionero; traía dientes de oro y corte de
pelo con pollina, usaba un modo de hablar muy propio de aquella
comunidad del Trapiche del Rosario. En tantos años de vivir en la
capital veracruzana, Antón nunca bebió en antros vanguardistas,
pero era un hombre rico.
Aquel día martes, regresó Antón muy temprano a
su casa ubicada allá por Finanzas del Estado para esperar las
camionetas de reparto, regresó aquella vez más temprano a Jalapa
porque sus proveedores (establecidos en Naolinco) realizaron un viaje
de peregrinación a Juquilita. Antón se quedaba en Naolinco
pernoctando para no manejar de noche cuando hacía sus compras; por
un día o dos, las camionetas de reparto se quedaban con los
empleados. Al llegar a su casa, Antón escuchó un ambiente de fiesta
cercano a su lote. Abrió el portón de su casa pensando en alguna
probable fiesta en casa de alguno de los vecinos. En su opinión era
algo raro festejar en martes a media semana, aparte sus vecinos no
eran pachangueros. Imaginándose en medio de la fiesta como remate de
aquella noche, Antón notó que el jolgorio provenía desde su propia
casa. Un olor a mota y el estruendo de música moderna a todo volúmen
le pasmaron un poco. Al estar seguro de que el escándalo aquel venía
desde su hogar, Antón sacó una cuarenta y cinco de la guantera de
su camioneta Ram roja, con camper. Pensó en lo peor. Abrió la
puerta principal de la casa y encontró para su sorpresa a un montón
de duendes borrachos en pleno degenere regados por toda la sala. Uno
de aquellos duendes tocaba unas tornamesas, usaba audífonos, gafas
oscuras y mantenía prendido un cigarro de mota entre los labios;
algunos de esos seres fornicaban en los muebles de la sala: en el
sofá, en el love-sweet y en el sillón. Aparte notó a otros duendes
bailando frenéticamente. Presenció como algunas de esas criaturas
se preparaban tragos y coctéles en la cocina; con los rostros como
de viejos, rollizos, arrugados, ebrios y con los cuerpos pequeños.
Un duende encuerado pasó gritando muy cerca de Antón; este lo pateó
con la pierna derecha, agitado por aquella escena, haciéndole
estrellarse en la mesa de la sala al duende.
- ¡Polecía!.- Gritó Antón.
Hubo entonces un lapso de espasmo entre los duendes
y el dueño de la casa. A golpe de reflejos algunos duendes empezaron
a correr gritando por toda la sala; otros agredieron a Antón para
liberar la puerta principal y así utilizarla como escape inmediato.
Los duendes lloraban, arañaban y gritaban. Una pareja de duendes
seguía fornicando como si nada. Antón no pudo accionar su cuarenta
y cinco por los nervios de no haberle disparado nunca a un duende. En
alguna ocasión, Antón le había disparado a un perro callejero sin
mucha suerte cuando era niño; practicaba muchas veces con dianas
allá en el Trapiche del Rosario, Antón tenía buena puntería, pero
se le diluyó en esta oportunidad entre su asombro y su coraje. Los
duendes liberaron la puerta principal escapando en medio de gritos,
rebotando entre ellos. Antón luchaba contra cinco duendes decididos
para así poder levantarse del suelo, pero se desmayó al golpearse
con el filo de una de las patas de su sillón mecedora. Pasaron tres
horas mientras reaccionaba Antón de aquel impacto en su cabeza,
escuchó un murmullo de voces, eran los empleados que habían llegado
puntuales a entregar las unidades de reparto. Habían entrado al
terreno al ver el portón ya abierto. Los empleados miraron
desconcertados aquel desorden en casa de Antón y levantaron a su
patrón mientras este vociferaba mentadas de madre. Le preguntaron
los empleados qué había ocurrido. Antón, agitado; se sentó en las
escaleras de la entrada principal de la casa. Un empleado le trajo
una cerveza clara de media para tranquilizarlo; de pronto, las
tornamesas revueltas en el trance aquél de los duendes cayeron al
piso al no soportar la gravedad; el ruido producido de las tornamesas
al caer hizo saltar a todos. Antón se acabó la cerveza de un solo
trago y se levantó de las escaleras, tomó la cuarenta y cinco del
escalón último, la guardó en la cintura, sacó un paliacate de la
bolsa trasera de su pantalón; tratando de detener el sangrado de su
herida en la cabeza al golpearse con una de las patas de la mecedora.
Le pidió hielo a unos de sus empleados para bajar el chichón en el
morro. Antón, junto con los vendedores, entró rengueando a la casa
para beberse otra cerveza.
22 de Agosto de 2014
Funzi
29/8/14
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